TANTRALOKA

TRATADO PRIMERO:

BIJÑÂNABHEDA ( Las diversas formas de conocimiento )

RESUMEN

1-106.- En este capítulo, tras las estancias de homenaje a sus padres y a sus maestros (1-21), Abhinavagupta expone, en una introducción general al Tantraloka (21-106), lo que es la ignorancia (ajñâna), única causa del mundo y del encadenamiento del ser humano al samsâra, y lo que es el conocimiento (jñana), que, aniquilando esta ignorancia, se revela como la única causa posible de la liberación (moksa). Si la iniciación (dîksâ) tiene su utilidad (43-46), ella no tiene efecto en esta vida más que gracias al conocimiento.

Este conocimiento es «Conocimiento de la Realidad Suprema» (param tattvam), de Shiva, pura luz consciente (prakâsa, 52). Se describen entonces (52-68) la naturaleza de la divinidad y aquello que el yogui puede conocer de ello, así como la manera como actúan las energías de Shiva, sobre todo por su presencia en el cuerpo bajo la forma de "alientos" (prâna). Hay tres formas principales de energía divina: la voluntad (icchâ), el conocimiento (jñâna) y la actividad (kriyâ), afirmándose la preeminencia de cada una de ellas en cada una de las tres vías de la liberación (68-94). Estas tres energías no son «en realidad más que términos para designar la libertad del Señor» (94). Abhinavagupta continúa enumerando los nombres divinos y glosando principalmente el nombre de Bhairava (95-103).

107-140.- En la parte siguiente (106-177), Abhinavagupta aborda algunas nociones fundamentales: la rueda de las energías (108-115), la potencia creadora interior (ântarî pratibhâ) del Señor (116), la utilidad de los mantras e invocaciones –que, cualquiera que sea la forma divina que se tome, se dirigen siempre en realidad al Señor Bhairava, venerado bajo una forma limitada o ilimitada según que se busquen las experiencias sensibles o la liberación–, el culto de las divinidades que debe siempre ser estar precedido de la invocación (vidhi), las instrucciones védicas no conciernen a la Consciencia, Yo absoluto, espontáneamente manifestado, de la que no se puede decir que sea una divinidad.

141-165.- Recordando que el Señor manifiesta su Esencia a los seres humanos bien sea de una vez, o bien progresivamente (140), Abhinavagupta indica que hay varias vías que conducen a la liberación. Directas o indirectas (142), se subdividen, pero de entre ellas se distinguen esencialmente tres. La más alta es la de la expansión de la voluntad: es la vía suprema, la del Señor, Sambhu, el sâmbhavopâya (144-147). Viene a continuación la vía en la que se despliega el conocimiento, vía fundada en una certeza a base de vikalpa (conocimiento o imaginación diferenciadora): es la vía de la energía, el sâktopâya (148-150). En cuanto a la vía de la actividad, la del yoga y de los ritos, ella es, en realidad, una vía de conocimiento (155) ya que la actividad, dice Abhinavagupta, es en esencia conocimiento. Todas las vías llevan entonces al mismo objetivo, la liberación.

166-240.- Abhinavagupta expone entonces el sistema de las tres vías tal como las presentan los sloka 20 al 24 del Mâlinîvijayottaratantra, que describen diversas clases de compenetraciones (samâvesa) o penetraciones (âvesa), es decir de absorciones en la divinidad. Trata en primer lugar de la que es propia a Shiva (sâmbhava) y resulta de un despertar espontáneo, intenso, habiendo desaparecido todo conocimiento limitado (171-172). Lo que es digno de ser conocido se revela (manifiesta) en un corazón eminentemente puro (174-176). Habría, según el Mâlinîvijayottaratantra, cincuenta formas diferentes de esta penetración sobre las cuales algunas indicaciones, poco claras, son dadas (186-202), pero que en definitiva se resumen todas a la misma experiencia, la de la identidad con el supremo Shiva, pura Luz consciente.

Más brevemente se repasan la compenetración propia a la energía y la que caracteriza la vía de la actividad. En la primera, el sâktopâya, es la energía la que hace aparecer el fruto buscado (214-218); en la segunda, la de kriyopâya o ânavopâya, se utiliza el enunciamiento de los mantras, las posturas corporales, etc. «Estas dos penetraciones, recuerda Abhinavagupta (226), se dirigen hacia el mismo océano indiferenciado»

241-334.- Se examina a continuación el papel del maestro espiritual (233-240), cuya eficiencia se basa en su unidad con la pura Consciencia: fulgurante en esta unidad, él es uno con su linaje, él es uno con sus discípulos y así se libera y los libera. Es entonces por el conocimiento como el maestro libera a su discípulo y no por las acciones rituales.

La última parte del capítulo expone como funciona el conocimiento del mundo objetivo cuyos planos y etapas corresponden, para Abhinavagupta, a los de la manifestación (srsti) y reabsorción (samhâra) cósmicas. Vienen después los títulos de los treinta y siete capítulos del Tantraloka (que hemos descrito en la Presentación), seguidos de la indicación de su contenido (277-329), y después las estancias finales (330-334).

ESTANCIAS DE HOMENAJE Y DE INVOCACIÓN

1.- Familia inmortal, inigualable, hecha de la emisión de naturaleza fulgurante, la de la unión de la pareja formada por el padre con cuerpo de plenitud y con los cinco rostros que acogen el esplendor, y por la madre cuya expansión, en las emisiones sin cesar renovadas, se funda sobre la pura potencia creadora (de la energía), ¡que mi corazón fulgure totalmente!

2.- Saludo a la Diosa Parâ, potencia creadora de la Consciencia (citpratibhâ) asociada a Bhairava, ella que tiene como sede los lotos situados en las puntas del tridente que forman el sujeto cognoscente, el conocimiento y lo cognoscible.

3.- Saludo a la diosa residente en el cuerpo de Bhairava, el danzante que juega y brilla, como un relámpago en un cielo cubierto de una espesa capa de nubes.

4.- Homenaje finalmente al fulgurante tridente de la gnosis (jñânasûla: el conocimiento) que destruye la triple esclavitud del hombre (ânavamala o impureza original de la separación de lo divino; karman o acción que es causa del nacimiento y mantenimiento en este mundo; mâyâ o mundo empírico y de error) y puede anular todos los obstáculos en la vía de la verdad.

5.- La energía de libertad (svâtantryasakti), el deseo de crear la sucesión temporal (krama) y el hecho mismo del transcurrir temporal (kramatva) son manifestaciones de la potencia de lo Omnipresente (vibhu). ¡Que puedan estas tres diosas revelarme interiormente lo Sin Igual (anuttara: lo sin-segundo más allá de todas las categorías divinas)!

6.- ¡Oh Ganapati, hijo de la diosa, único, Tu cuya naturaleza hace aparecer la omnipotencia divina y que reinas en la gran rueda de los rayos (de los sentidos), tu, bello como la luna reluciente y, en tu surgiente expansión, océano de mi consciencia, ven en mi ayuda!

7.- ¡Que me sea favorable Macchanda, el Omnipresente, él que ha hecho retroceder a la vasta y múltiple red enrojecida (de pasión) de la Mâyâ, conjunto de nudos y de agujeros, extendida por todo!

8-9.- ¡Gloria a los primeros maestros brillando como perlas preciosas en el río de la tradición espiritual a la cual Tryambaka ha dado su nombre, pilotos infalibles que nos guían en el océano de olas movientes de los tratados magistrales! ¡Gloria al maestro sin igual al que se celebra en la tierra con el nombre de Srîkantha, y gloria al Bienaventurado Mahesvara así como a Bhîtirâja, otros formas tomadas por él!

10.- ¡Gloria a la obra que elaboró el gran Utpaladeva a partir de la enseñanza del glorioso Somânanda, que emana de la suprema Consciencia como un perfume por todas partes extendido!

11.- ¡Saludo al maestro Laksmanagupta semejante a la abeja que, fortificada por el disfrute del néctar de las flores que ella liba, se encanta con su sutil zumbido!

12.- ¡Todo lo que yo podría desear me fue enseñado por el venerable Cukhulaka, maestro eminente, reposando en plena felicidad, familiar de sentido de todos los Tratados!

13.- ¡Gloria a Sambhunâtha, ser único, que fue, acompañado de su bienaventurada, hábil para huir del mundo! Por muy impenetrable que sea la vía de las Escrituras shivaitas, los rayos emitidos por su enseñanza la han iluminado para mí!

14-15.- Numerosos y diversos son los manuales en uso en las diferentes corrientes doctrinales. Para la doctrina del Trika sin igual, en revancha, ni siquiera hay uno. Por ello, a petición de virtuosos discípulos y estudiantes, he compuesto yo esta obra clara y completa.

16.- Abhinavagupta enseña esta doctrina, él que hace fulgurar el conocimiento nacido del culto –destructor del veneno envolviendo los lazos de la inconsciencia– que él rinde a la sucesión de maestros, y para comenzar a los pies de loto de Bhattânâtha y a los de la Bhattârikâ.

17.- No se encontrará aquí nada que no haya sido claramente expresado o sugerido por el dios de los dioses en el insigne Mâlinîvijayottara.

18.- Esta enseñanza del Señor omnipresente dividido en ocho, dieciocho y sesenta y cuatro tiene como esencia la doctrina del Trika cuya esencia se encuentra ella misma en el Mâlinîvijayottara.

19.- Por lo tanto, obedeciendo a nuestros maestros, hacemos aparecer aquí todo lo que contienen estos tratados y que no han visto los sabios extraños a esta tradición.

20.- Tal es la obra de Abhinavagupta, él que ha obtenido la perfección meditando sobre los pies de loto del Dios con tres ojos.

21.- Con el fin de adorar el Señor, estudiar este loto del corazón de Abhinavagupta que se ha desarrollado con el esplendor emanando de los pies luminosos del Señor Sambhu.

INTRODUCCIÓN GENERAL (22-106)

CONOCIMIENTO E IGNORANCIA

22.- La ignorancia es la causa incitadora del desarrollo universal (samsrti); el Conocimiento, la causa única (ekakâranam) de la liberación. Todos los tratados lo proclaman:

23.- «La ignorancia, se dice, es la impureza fundamental (mala), causa del brote que hace nacer el flujo del devenir». Eso es lo que declara el Mâlinîvijayottaratantra 1.23.

24.- Esta precisión desecha la posibilidad de que esta ignorancia sea la que reside en la mente y que es posterior al samsâra, el Señor dice que la liberación tiene lugar en ausencia de esta ignorancia.

25.- La palabra «ignorancia» no significa «ausencia de conocimiento» (sino un conocimiento incompleto o imperfecto), lo que conduciría al error de una definición demasiado extendida (atiprasanga). ¿No se ve, en efecto, que una mota de polvo y otras cosas inanimadas (y por tanto ignorantes) no transmigran sin embargo?

26.- Es eso lo que dicen los Shivasutra para los cuales la ignorancia no es otra que un conocimiento que no ilumina en su totalidad la realidad a conocer.

27.- «El Si-mismo es consciencia», «El conocimiento es la cadena». Estos dos primeros aforismos de los Shivasutra, tanto si se los une como si se los toma separadamente, confirman nuestra concepción de la ignorancia como conocimiento limitado.

28.- En el primer sutra (de los Shivasutras: caitanyam âtmâ), la palabra caitanya, consciencia, cuyo sufijo (–ya) implica la abstracción, expresa la pura libertad definitiva, más allá de toda distinción (anâksiptavisesa).

29.- El segundo sûtra (de los Shivasutras: jñânam bandhah), por el contrario, concierne a una acción o un instrumento de acción (karana), lo que implica la dualidad en la esencia de esta pura consciencia.

30.- La ignorancia, no es más que el despliegue de la dualidad y esta, estando vacía de realidad (inconsciente, tucchatvât), es una cadena; debe, por esto, ser rota; es eso lo que dice ese sûtra si se lee de manera diferente (es decir si se lee ajñânam uniendo âtmâ del primer sutra a Jñânam del segundo).

31.- Lo que se llama liberación no es una realidad cualquiera, consciente o inconsciente, separada del Si-mismo que es libertad. Este término no debe ser conocido como designando una entidad particular. (Moksa, liberación, no es otra cosa en realidad más que «el despliegue de nuestra propia esencia», como lo dice más adelante Abhinavagupta en el sloka 156)

32.- A medida que el conocimiento de los niveles de lo cognoscible se despliega, cada vez más perfecto, cada vez más elevado, pone progresivamente fin a los aspectos correspondientes del flujo del devenir. (Por ejemplo, el conocimiento iluminando en orden descendente desde el adhvan, los kalâ, los tattva, y después los mundos (bhuvana), los reabsorberá sucesivamente en la consciencia)

33.- «Yo no estoy manchado por la atracción (râga), etc.» dicen los Yogâcâra, «yo estoy vacío» declaran los Mâdhyamika, «yo estoy desprovisto de actividad» piensan los adeptos al Sâmkhya. Estos conocimientos, reunidos o separados, liberan solamente de un aspecto del samsâra. (Abhinavagupta, en este sloka rechaza tanto el idealismo de los budistas Yogâcâra y Mâdhyamika como el dualismo del Sâmkya, unos negando toda realidad al mundo, el otro pensando que el ser supremo, el Purusha, es inactivo. Cada una de estas doctrinas no libera más que de un error, mientras que la liberación debe ser «liberación de todo lo que limita al ser»)

34.- Es por eso que liberarse de una limitación no es verdaderamente liberarse puesto que otras limitaciones permanecen. El verdadero liberado está exempto de toda limitación.

35.- El conocimiento de los niveles de lo cognoscible, en su totalidad y sin límite, no admite la ignorancia de ningún aspecto de lo cognoscible, y es ese conocimiento el que otorga la verdadera liberación.

36.- El conocimiento y la ignorancia se presentan cada uno de ellos, según la enseñanza de Shiva, bajo dos formas distintas: una espiritual (paurusa), la otra racional (bauddha).

37-38.- La ignorancia espiritual es lo que se llama impureza (mala). Manifestación del espíritu, ella es el velo que oculta nuestro propia naturaleza shivaita, la cual es actividad y consciencia en su plenitud. Esta ignorancia procede, en efecto, de una actividad y de una consciencia contractadas. Ella es propia del ser encadenado y no manifiesta el ámbito diferenciado, ni el intelecto, ya que ella no tiene como función la determinación (adhyavasâya), etc. («mala» no es una impureza resultante de un acto o de un contacto impuro: es una impureza ligada a la condición natural misma del ser humano viviendo en este mundo. El ser sometido a «mala», es decir todo ser humano, no es impuro más que en tanto que su naturaleza limitada le corta de la pureza divina, de la suprema Consciencia.)

39-40.- «Esto, yo lo conozco así»: cuando aparece una tal noción determinada, causada por el reflejo de la luz en el individuo atrapado por las seis "corazas" (el tiempo, la restricción o necesidad, el apego, el saber limitado, la limitación y mâyâ: la ilusión separativa), se dice que un conocimiento tal es "ignorancia racional". Ignorancia espiritual e ignorancia racional se refuerzan mútuamente.

41.- Cuando se agotan las tendencias inconscientes (samskâra) del ser esclavizado y cuando él obtiene el estado supremo, el conocimiento espiritual (vijñanampaurusam) que se extiende entonces es un conocimiento sin diferenciación, apto para borrar toda alternativa y toda dualidad.

Como la ignorancia, el conocimiento es también de dos clases:

42.- El vikalpa (conocimiento o imaginación diferenciadora) que se despliega en armonía con el conocimiento del Si-mismo indiferenciado y bien extendido, es el conocimiento racional (bauddhavijñana). Como las ignorancias, los conocimientos se refuerzan mútuamente.

43.- Si la ignorancia espiritual es destruida gracias a la iniciación (tal como postula la tradición âgamica), etc., el conocimiento que le corresponde no se revelará claramente más que con la disolución del cuerpo.

44.- Pero si, gracias al conocimiento racional, la ignorancia racional cesa de desplegarse, la liberación en esta vida está ahí, en la palma de la mano. (La ignorancia racional o mental puede ser disuelta con la ayuda de un proceso mental (como la lectura de los tratados), pero este no puede dar la liberación, incluso tras la muerte. Si, por el contrario, se goza del conocimiento espiritual, habiéndose limpiado la ignorancia espiritual con la ayuda del yoga, y se toma consciencia de su verdadera esencia, uno se libera tras la muerte. Pero si se posee el conocimiento espiritual después de que haya desaparecido la ignorancia mental, se obtiene la liberación durante la vida:)

45.- La iniciación, en cuanto a ella, no es verdaderamente liberadora más que si es precedida de un conocimiento racional. Lo que predomina, en este caso, es una vez más el conocimiento racional.

46.- Este doble aspecto del conocimiento y de la ignorancia ha sido expuesto por venerables maestros, en el primer rango de los cuales se encuentra Khetâpâla, en sus obras sobre los Âgamas, Rauvara, Svâyambhuva, Matanga, etc.

47.- En cuanto a la adquisición del conocimiento racional (bauddha vijñana), hecho de certeza, lo que prevalece en el es el estudio de los tratados que indican cual es la naturaleza real de lo cognoscible (jñeyatattava).

48.- Si, gracias a la iniciación, la ignorancia interior que es de orden espiritual se desvanece y si la ignorancia racional que no ha desaparecido continúa operando, uno permanece sometido al vikalpa (conocimiento o imaginación diferenciadora).

49.- Incluso tras la iniciación, en efecto, se atribuye a la mente la naturaleza del Si-mismo tanto tiempo como subsista el cuerpo, pero no después de la muerte, porque, después de ella, hay liberación, la ignorancia espiritual habiendo ya desaparecido.

50.- Cuando la ignorancia racional cesa de actuar, los vikalpa (conocimiento o imaginación diferenciadora) son extirpados hasta la raíz y se adquiere enseguida la liberación. Como lo dice el Creador en el venerable Nisâtana:

51.- «Aquel cuya consciencia permanece ligada a los vikalpa (conocimiento o imaginación diferenciadora) alcanza a Shiva tras la muerte del cuerpo». «El otro (el que no está ligado a vikalpa (conocimiento o imaginación diferenciadora)) lo alcanza desde ahora en esta vida», lo que domina aquí siendo naturalmente la enseñanza de los tratados shivaitas.

LA CONSCIENCIA

52.- La realidad suprema (param tattvam) de lo cognoscible es Shiva, pura luz consciente (prakâsa), porque lo que no es luz consciente no puede llegar a ser luminoso ni tener existencia real.

53.- Incluso la no-existencia de las cosas (avastutâ) tiene, ella también, como ámbito único (ekagocara) el asombro (el maravillamiento): ¡Vaya, la vasija no está aquí!. La noción "esto no existe" difiere, en efecto, del estado de inconsciencia propio de un objeto inanimado, tal que una pared. (El acto por el cual se toma consciencia de la ausencia de un objeto tiene como naturaleza última Shiva, masa indivisa de suprema felicidad)

54.- Lo que se llama luz resplandece por todo. Como ella escapa a toda negación (anapahnavanîyatvât) ¿qué prueban en relación a ella las construcciones lógicas (mânakalpanâ)?

55.- Estos criterios lógicos mismos, que dan vida a lo que existe, es en definitiva el Señor supremo, y El solo, quien los anima.

56.- Incluso aquel que se complace en negar todo, debe reconocer que la negación del conocimiento, del conocedor y de lo cognoscible, no es posible más que en la medida en la que estos se manifiestan en él, sujeto consciente. (No se puede negar la existencia de la Consciencia, ya que el acto de negar supone la existencia de un ser consciente, así como la existencia de la Consciencia universal)

57.- Siendo esta realidad de la consciencia primordial tanto en la negación como en la afirmación, ¿qué papel tendían que jugar ahí los criterios lógicos?

58-61a.- El Kâmikâgama declara así que esta realidad, el supremo sujeto, no depende de nociones lógicas (hetuvâda): «El Dios de los dioses no depende de ninguna otra cosa; por el contrario, es lo otro (en este caso los criterios lógicos, pramâna) lo que depende de él. De esa manera El es autónomo, independiente, Señor universal, liberado de sucesión temporal, de espacio, de modalidad, puesto que de El todo depende. En consecuencia, El es omnipresente, eterno, omniforme, benéfico»

61b-62.- Omnipresente, El llena el universo entero; eterno, El no tiene ni comienzo ni fin; omniforme, se revela (manifiesta) en todas las cosas conscientes e inconscientes. Es por eso que los Agamas tales como el Dîksottara declaran que El reviste aspectos múltiples:

63.- Shiva es llamado séxtuple, El que tiene la naturaleza de los mundos (bhuvana), de los cuerpos (vigraha), de la luz (jyotis), del éter (kha), del sonido (sabda) y del mantra ligado a bindu, nâda, etc.

64.- Cualquiera de estas modalidades (bhâva) a la cual el yogui alcance y en la cual se absorba, gracias al conocimiento de una de ellas tal como el eter, el sonido, etc., él obtendrá la suprema liberación: ninguna duda de ello.

65.- Esto no son sino aspectos secundarios de Dios cuya naturaleza es universal; cuando todas las limitaciones que le conciernen han sido eliminadas, se accede al estado que no tiene ya límite (anavacchinnatâ).

66.- Se dice en efecto en el Kâmikâgama: «Dios reviste todas las formas (âkrti) y no tiene ninguna, como ocurre en el agua o en un espejo. De El, toda cosa, móvil o inmóvil, es integralmente penetrada (vyâpta)».

67-68.- En El, los atributos de omnipresencia, de omnisciencia, etc., no son distintos unos de otros, porque El no posee de hecho más que un solo atributo que los contiene todos. Hay razón entonces para admitir que El está indisolublemente unido a la energía de libertad. En cuanto a sus múltiples otras energías, su existencia se basa únicamente del hecho de que están unidas a esta única energía.

SHIVA Y LA ENERGÍA

69.- Lo que se llama energía, es la naturaleza propia (svarûpa) de una cosa (bhâva) que imaginan, de diversas maneras, los sujetos conscientes. Es por eso que, incluso concebido como el poseedor de la energía, Shiva es sin dualidad.

70.- ¿Qué diferencia hay en realidad, entre las diversas formas de dios que imaginan los sujetos conscientes? El fuego permanece idéntico tanto si hace cocer como si quema.

71.- Esta diferencia sin embargo no es "nada" desde el punto de vista de la Realidad Ultima, ya que todo lo que aparece en la consciencia existe. La diferencia entre la energía y su poseedor es por lo tanto, ella también, una realidad. (A partir del momento en el que esta diferencia se manifiesta, ya no es "nada"; la diferencia existe, puesto que toda manifestación es inseparable de la consciencia)

72.- Cuando, con ocasión de una cosa, nace una sobreabundancia de energía, esta, teniendo la misma naturaleza que la energía propia a esta cosa, es la Energía misma. Es la Diosa que, manifestándose así, permanece por esencia diferente de su manifestación.

73.- Por lo mismo, sin que su potencia gloriosa se haya perdido, Shiva se manifiesta en tanto que creado en el espejo de la consciencia propia del sujeto, tanto si es en la contemplación (bhâvana: imaginación creadora intensa, poder de hacer realizarse algo, evocación, contemplación infusa, realización mística) o de otra manera, en razón de su libertad.

74.- Es por eso que, cualquiera que sea el medio (mukha: apertura, medio) por el cual El se manifiesta, El, que es sin división (anamsa), es la energía, y está claro que el paso(krama) de El a su energía es también una realidad (vastu).

75-76a.- Esto ha sido expuesto en el Kiranâgama bajo forma de preguntas y respuestas: «La experiencia, se dice ahí, manifiesta el vikalpa (conocimiento o imaginación diferenciadora), ella es de orden mental (mânasa) y lo que es tal no puede alcanzar Shiva. Ahora bien, si no se puede alcanzar Shiva ¿cómo puede hacerse la iniciación?». A eso el Agama responde:

76b.– «No, no es así. La experiencia inmediata de hambre, de sed, etc., a pesar de estar percibida mentalmente, no manifiesta el vikalpa (conocimiento o imaginación diferenciadora)».

77.- Por lo mismo que para conocer un árbol, la forma o el color son suficientes, sin que haya necesidad de saborearlo, de la misma manera se puede conocer a Shiva por nâda, bindu, etc., sin la ayuda de vikalpa (conocimiento o imaginación diferenciadora).»

78-81.- Las energías de Shiva, como se ha dicho, son múltiples. El despliegue de la séxtuple división cósmica de los kâla, tattva y bhuvana, de los fonemas, mantras y pada, lo mismo que la emisión, la permanencia, la ocultación, la reabsorción del cosmos, la gracia divina, así como el Cuarto momento, no son otros que la expansión (jrmbhana) de la omnipotencia divina. Por lo mismo, los estados de vigilia, de sueño, de sueño profundo y aquellos que los trascienden no son más que la sobreabundancia de olas de la libertad del Señor. Los mantra, mantresvara y mahâmantresvara tienen a Shiva como maestro. Como ellos, los sujetos conscientes, que ellos estén o no sometidos a la limitación (kalâ), son únicamente las manifestaciones de Shiva.

Shiva anima también, con su energía, los niveles de la manifestación, les tattva:

82-86a.- Según el Trisiromata es El Si-mismo el que constituye la naturaleza fundamental (dharma) imperecedera de la totalidad de los niveles de la manifestación (tattvagrâma), el Si-mismo el que constituye el fondo de su naturaleza propia. «Esta muy sutil síntesis de los tattva –dice este texto– presente en el corazón, en todos los cuerpos y en la esencia de los seres, eso es lo que se designa con el nombre de "grâma" (totalidad)». «Es –como se ha dicho– el Si-mismo, la naturaleza fundamental que inunda la ambrosía de Shiva. El conocimiento que se pueda tener de ello reposa en la luz de la consciencia, en el intervalo entre existente y no-existente o entre dos existentes (ghâvâbhâvâdimadhyatah). Permaneciendo así en su lugar propio, el conocimiento es parecido a una visión que nada obstruye. Aquel que purifica el puro conocimiento, el de la única realidad (viviktavastu), aquel que –se dice– se mantiene inquebrantable en el único substrato de la totalidad de los niveles de la manifestación, ese puede conseguirlo todo».

86b.- Habiendo abandonado los alientos ascendientes y descendientes, él penetra en el centro y permanece en la alegría (râmastha).

87-88.- «Tanto si él camina como si está parado, tanto si está despierto como dormido, en la vigilia o en el reposo de la consciencia (unmesananimesane), tanto si corre o si salta, tanto si hace esfuerzos o si percibe las energías, sea en los atributos del intelecto, en las cosas, en los nombres, en las formas de actividad, en todo eso, la alegría, es Shiva, omnipenetrante (vyâpaka), causa suprema»

89-90.- «Aquel que, habiendo liberado su pensamiento de toda impureza solo con reprimir su memoria, medita lo Supremamente Meditable, tanto si está móvil o inmóvil, alcanza igualmente el supremo Shiva, llamado Bhairava, por medio de la recitación (japa) de un mantra. Liberado tanto de la existencia como de la no-existencia, este japa tiene, se dice, a Shiva como esencia»

91.- Aquí, por tanto, la diversidad de vías de liberación, tanto si son próximas como lejanas, es la obra de esta libertad divina, ya que ella depende de la libertad de la consciencia. (Para el sistema Trika, la libertad (svâtantrya) es la más alta de las energías de Shiva. Todas las demás le están subordinadas)

92.- Así ¿cómo el supremo Señor, que en la plenitud de su libertad realiza las cosas más difíciles, no aparecería El bajo no importa que forma?

93.- En efecto, El aparece sin velo; El aparece velándose a sí mismo; El aparece a la vez velado y desvelado, porque sobreabundante es la variedad de sus aspectos.

94.- Las tres energías del Señor que los maestros llaman "energías de voluntad, de conocimiento y de actividad" no son en realidad más que otros tantos términos para designar su libertad.

LOS NOMBRES DIVINOS

95.- Los tratados dan a este Dios varios nombres correspondiendo a su naturaleza: Dios (deva), Gran Bhairava (mahâbhairava), Señor (pati), Supremo Shiva (paramasiva).(Bhairava se relaciona aquí con la raíz BHR: llevar, portar, sostener, y también nutrir y dar a luz, y a la raíz RU: hacer ruido, de donde «rava»; sonido, ruido, grito)

96.- Este Dios porta el universo y, nutriéndolo y sosteniéndolo, es portado por este universo (bibharti-bhrîyate). El es su estruendo (rava) acompañado de consciencia; El protege a aquellos que están asustados por el flujo del devenir. (Encontramos aquí en Bhairava las raices BHÎ: asustar y AV: proteger)

97.- El nace en el corazón en el que surge la toma de consciencia (parâmarsa) del grito de socorro (rava) que provoca el terror por el devenir. Por El se produce, en razón de la gracia (saktipâtatah), la toma de consciencia de el terror de la existencia. (Bhairava es tomado como tema aumentado de «bhîrava»: grito de ayuda)

98.- El es eso que brilla en aquellos cuyo pensamiento (manas) se mantiene pegado a la concentración sobre lo que se llama engullimiento del tiempo (kâlagrâsa), haciendo así desecarse la substancia (tattva) del tiempo que pone en movimiento las constelaciones. (El adepto debe liberarse del tiempo para llegar a la liberación. Esto se produce sobre todo por la inclusión en el flujo respiratorio de períodos cada vez más grandes del devenir cósmico: con la parada de la respiración, el tiempo es finalmente anulado y la Consciencia se revela entonces única en su plenitud)

99-100.- Dueño y maestro de las diosas de los órganos de los sentidos (svakaranadevî), cuyo grito (ravana) espanta a los seres esclavos replegados sobre si mismos, así como maestro y dueño del grupo (gana) de las cuatro energías (bhûcarî: energía terrestre; dikcarî: que se mueve en el espacio y en los diez órganos de percepción; gocarî: que circula en la palabra; y khecarî: circulando en el éter de la Consciencia) internas o externas, El pone fin al torbellino del samsâra, El es entonces el "Muy Terrorífico" (mahâbhîmah).

Esos son los sentidos del nombre de Bhairava conformes a su naturaleza y que los maestros han enumerado en los tratados.

101-103.- El es Dios, deva, porque El juega sin inquietarse, con aquello que hay que buscar y también con aquello que hay que rechazar. Su juego es un surgimiento, en tanto que masa indivisa, de su propia felicidad. El es Dios porque es deseo (icchâ) de dominar todo lo que existe y porque El es total libertad (svatantratvam). El es Dios porque, aunque no esté afectado por los asuntos del mundo (vyavaharana), un susurro orientado hacia lo diferenciado (samjalpa) se produce en El; porque, manifestando todo lo que existe, El lo ilumina (dyotanam). El es igualmente alabanza (stuti), puesto que todos los seres tienden hacia El, gozando de todo lo que El hace. En fin, siendo despertar (bodha), estando hecho de la totalidad de las acciones, teniendo como cualidades el conocimiento y la actividad, El es movimiento (gati) fuente de la manifestación.

Tales son las interpretaciones de la palabra deva (dios) dados por los maestros en el Sivatanusastra.

104.- Como El enseña, defiende, cerca, o ayuda y hace madurar el fruto de los actos, el karman, El dona su ayuda a todos los seres. Es por eso que se le llama Dueño (pati). Siendo su naturaleza propicia, El es el Bienhechor (Shiva): en El no hay nada, en efecto, que no sea benéfico.

105.- Todas estas características que acabamos de ver se encuentran en una cierta medida en Rudra, en Indra o en otras formas divinas shivaitas. También se ha calificado aquí a Shiva de «supremamente grande» (paramamahat), con el fin de excluir de nuestro discurso esos aspectos limitados.

106.- Así, obedeciendo a las órdenes de Shiva, yo voy a mostrar lo que hay que conocer verdaderamente (jñeyasatattva) según la consciencia inmediata que tiene uno mismo (svasamvit), según la razón intuitiva (sattarka) y según los tratados del Señor, el Trika y el Krama.

SOBRE ALGUNAS NOCIONES FUNDAMENTALES

107.- Las tres energías de Shiva, la Suprema, la Intermediaria y la Inferior, brillan en la emisión, la permanencia y la reabsorción cósmicas, así que en el Cuarto momento, elevándose así las energías a doce. (Cada una de las tres energías estando presente en los cuatro momentos de la manifestación, se cuentan cuatro veces tres energías, es decir doce. Estas doce energías son las doce Kâlî del sistema Krama, cuya primera, la creadora, srstikâlî, emite el mundo. su conjunto forma la rueda de las energías de la Consciencia)

108.- Tal es Shiva, el supremo, en la plenitud de su naturaleza. Aquellos que adoran la Rueda de estas doce energías están perfectamente unidos a El.

109.- Los tratados declaran que esas energías se diferencian, aumentando y disminuyendo su número bajo el efecto de la libertad divina.

110-111.- Así Bhairava aparece bajo la forma de Héroe solitario (ekavîra), de pareja (yâmala), El se muestra dotado de tres, de cuatro energías, El tiene un quíntuple aspecto, se manifiesta como ornado de seis, siete, ocho, nueve y diez energías (kâla). El aparece también como dotado de once artesanías, o también como el Dueño de la gran rueda de las energías con doce rayos.

112.- En fin, Dueño todopoderoso (prabhu), Soberano poseedor de la totalidad de la energía, El se despliega bajo la forma de mil rayos, es decir de el infinito numero de rayos de la rueda universal (visvacakra).

113.- Esta ruedas se distinguen por rasgos propios a cada una de sus categorías (varga), descritas en diversos pasajes de las Escrituras.

114.- El Trisirobhairva tantra dice que el Señor, por la diversidad de sus aspectos, reina sobre seis ruedas de 4, 6, 8, 12, 16 y 24 energías.

115.- Según este texto, los nombres de las diosas de las ruedas surgen de la idea que se hace de su naturaleza, que está ligada a la meditación (dhyâna) de sus aspectos (âkriti), los cuales varían según que las actividades de estas diosas así evocadas sean pacíficas o rechazables (saumyaraudra).

116.- La potencia creadora interior (ântarî pratibhâ), manifestación esencial (tanu) del único Señor, la Consciencia misma, es así adorada bajo la forma limitada de una ola de Consciencia, rueda de energías pacíficas u otras (samvidûrmicakram).

117-119.- Gracias a una invocación tal como: «¡Que él prospere!», gracias a la meditación asociada a un susurro interior, gracias, además, a acciones rituales exteriores, la Diosa-Consciencia, que se ha vuelto evidente, se manifiesta exteriormente y aparece al adepto como dadora incluso del fruto que él desea. El rito de pusti consiste en llenar de líquido (sarasî) lo que está seco: la meditación actúa a la manera del agua pura del rito puesto que ella da un papel preponderante a este proceso (el hecho de llenar de líquido: aquí, de fuerza divina).

119b-120.- Los fonemas que, por naturaleza, producen esencia, en particular un fonema dental (SA: a menudo llamado nectar) y uno labio-dental (VA: asociado a la lluvia y a la prosperidad), cuando están asociados a ciertos otros fonemas y llegan a ser los gérmenes, bija (mantra), manifiestan esta clase de consciencia.

121-122.- ¿Por que entonces la enunciación susurrada (samjalpa) de un mantra tal como «¡Haz prosperar! ¡Llena de este rasa (perfume)!», cuya naturaleza es la de vikalpa (conocimiento o imaginación diferenciadora), no podría colmar también esta consciencia? Esta acción se realiza cuando se dice: «Este néctar, esta leche, esta mantequilla, fuentes de fuerza, que pueda yo gracias a ellas hacer fructificar el germen que dará nacimiento a este ser».

123.- Así, según que los seres deseen las experiencias sensibles (bhoga) o la liberación (moksa), ellos adoran al Señor del Universo, Bhairava, que es Despertar bajo una forma limitada o ilimitada. (Son los sâdhaka, los que están deseosos de poderes y de experiencias sensibles sobrenaturales, los que adoran a Bhairava bajo una forma "limitada", es decir bajo la forma de una divinidad tántrica particular que, adorada según los ritos prescritos, les dará lo que buscan. Aquellos que desean la liberación (los mumuksu), por el contrario, se dirigen a la divinidad suprema ilimitada (niragala). Pero incluso bajo su aspecto limitado, la divinidad permanece en esencia indiferenciada: es esta esencia suprema, únicamente, la que la anima y sin ella nada se realiza. Refiriéndose a la Bhagavadgîtâ, Abhinavagupta va a desarrollar a continuación la idea de que toda adoración de una divinidad particular se dirige en realidad a la divinidad suprema)

124-127.- El Maestro divino (guru) ha, en efecto, enseñado que «los fieles de otras divinidades es a Mi, en realidad, a quien ellos sacrifican». Aquellos que juzgan digna de un sacrificio a alguna divinidad distinta de la consciencia, si ellos examinan lo que así consideran, comprenderían que esta divinidad, en realidad no es diferente de la Consciencia.

Siendo expansión de la subjetividad absoluta (ahantâprathâtmanah), hecha de una toma de consciencia global sin límite (avicchinnatâmarsarûpâ), la Consciencia se manifiesta a si misma y no tiene necesidad de culto precedido de una invocación (vidhi). Esta última cuya naturaleza es la de una creación (srstyâtmâ) debe, por el contrario, preceder al culto de las divinidades, ya que estas, revelando lo cognoscible, son creaciones surgiendo bajo el efecto de la energía, mientras que la Consciencia, bajo la forma de "Yo" absoluto (ahamrûpâ), es eterna y tiene como naturaleza el manifestarse a si misma (svaprathamâtmikâ). La invocación (vidhi) es petición (niyoga) e impulso creador, o poder de hacer que se realice (bhâvanâ); este poder es triple, y consiste en una incitación a actuar (codana).

128-131.- Los dioses, Indra, etc., no pueden ser alcanzados (siddha) más que a continuación de una invocación, pero no ocurre lo mismo con la Consciencia, el "Yo" absoluto (ahambodha). Aquellos que sacrifican así a estas divinidades no ven aparecer más que lo que pertenece al ámbito de lo cognoscible. A pesar de que conocen esta Consciencia, ellos no la conocen verdaderamente. Es eso lo que dice el Bhagavadgîtâ: «Pero como ellos no Me conocen en Mi realidad, ellos se desvían de Mi», y esta desviación es la caída misma en la esencia de lo limitado. Es por eso que se ha dicho: «Aquellos que celebran el culto de las divinidades van a las divinidades», etc., pero aquellos que se sumergen en lo cognoscible que manifiestan las divinidades en lo que las sobrepasa, descubren en ellas lo ilimitado, la permanencia hecha de Consciencia: «esos devotos vienen a Mi».

132.- Por todas partes, aquí, la palabra "Yo" (aham) significa únicamente (ekavâcaka) "Consciencia" (bodha), que designan también los términos de «Beneficiario» y de «Señor», según se mire a aquel que hace el sacrificio o a aquel a quien se dirige.

133.- Solamente la Consciencia –se proclama– es el sacrificante y lo que es sacrificado, y no cualquier otra forma divina. No se puede decir que la Consciencia sea una divinidad. (El sacrificante es normalmente aquel a cuyo beneficio se hace el sacrificio; no es él el ejecutante del rito, sino la Consciencia formando la realidad última de todo, y que es tanto el sacrificante como el sacrificador como la oblación. Es a Ella, Realidad Absoluta, a quien se dirige, en verdad, el culto que uno cree rendir a las divinidades)

134-135.- La invocación no le concierne, ni los mantras u otros textos sobre los cuales esta invocación reposa. Esta consciencia, ocultándose de si misma, llega hasta el nivel de lo inerte (jadapada). Velada, desvelada, ella llega a ser todo lo que existe, desde los dioses hasta las plantas, siendo sus dos aspectos –sensible e insensible– infinitamente diversos.

136.- Ella es absolutamente libre. ¿Quién no podría percibirla? Como dice el Trisirobhairavatnatra, aquel que la conoce está perfectamente despierto. La modalidad de lo cognoscible es en realidad un atributo de la Consciencia, la sombra que proyecta lo manifestado no puede por lo tanto obscurecerla.

137.- Lo que se llama persona (pudgala: ser individual), individuo (anu), etc., que forma la parte sensible (ajada) de la Consciencia, reposa sobre aspectos numerosos y variados en su porción no velada (anâvaranabhâgâmse).

138.- A pesar de que no haya división real en la inmutable Consciencia, la desaparición gradual de los velos que la recubren la caracteriza sin embargo.

Abhinavagupta anuncia en este sloka la parte siguiente (140-232) de este primer capítulo en el que va a describir a grandes rasgos las vías de la liberación. Siguiendo una de estas vías, el fiel verá desaparecer gradualmente, bajo el efecto de la gracia divina, los velos que le ocultan la Consciencia indiferenciada, única realidad sucinta a la manifestación cósmica de la que ella es la causa y el origen. Los sloka que acabamos de ver (133-138) nos han recordado que la Consciencia siendo libre, autónoma, se vela ella misma revistiendo las formas infinítamente variadas del cosmos. Pero, incluso velada, incluso en el nivel de lo que es "insensible", ella permanece presente y ella es perceptible al ser despierto. En la medida en la que la manifestación no es en efecto más que una transformación de la Consciencia, ella conserva su característica esencial, la de permanecer siempre accesible al ser humano: como se acaba de leer, la sombra, que el mundo extiende sobre la luz absoluta de lo divino, no puede ocultar esta luz al ser perfectamente realizado que percibe en su realidad divina la infinita diversidad del universo.

139.- Se expondrá todo esto largamente, tratando sobre la caída de la energía (capítulo 13), cuando, una vez acabada la descripción de la etapa suprema, lo que concierne al aspecto grosero será examinado.

Pudiendo la gracia ser intensa, media o débil, la desaparición de los velos que recubren la Consciencia se hará según una progresión más o menos rápida. Abhinavagupta, anunciado que tratará más adelante este desvelamiento gradual, tiene probablemente en vista las tres vías: «sâmbhavopâya», vía de Shiva (capítulo 3), que supone una gracia intensa; «sâktopâya», vía de la energía (capítulo 4) en la que la gracia es menor fuerte y «ânavopâya», vía del ser limitado (capítulo 5), donde la gracia es débil y donde se utilizan los métodos "groseros": recitación de mantras, meditación, posturas, etc., pudiendo estas tres vías ser puestas en correspondencia con las tres diosas: Parâ, Parâparâ y Aparâ.

LAS VIAS DE LA LIBERACION

140.- Mientras que el Omnipresente manifiesta a ciertos sujetos conscientes su propia esencia en su plenitud, a otros, El la manifiesta progresivamente.

141.- La manifestación de su esencia que es la realidad inmanente a toda cosa, tal es para los seres limitados el conocimiento supremo. Todo otro conocimiento le es inferior y presenta múltiples aspectos.

142.- Este conocimiento, supremo u otro, se manifiesta según una vía directa (sâksât) y según vías indirectas que proceden de ahí y se diferencian de maneras variadas.

143.- Cada una de estas diversas vías se subdivide según que, con relación a ella misma o a las otras, sea condicionada o incondicionada, según que se presente de manera total o parcial, según que opere de manera mediata o inmediata.

144.- La vía del conocimiento no es considerada por nosotros como ignorancia, sino como conocimiento sutil. La vía suprema, la de Shiva, es hecha de voluntad (icchâ).

El conocimiento adquirido por la vía de Shiva no es de ninguna manera el conocimiento del mundo empírico ligado a la dualidad: no es "grosero" como este , sino sutil. Consiste en una visión intuitiva no discursiva de la realidad divina y de la naturaleza del cosmos. La vía del ser individual manifiesta la energía de actividad puesto que es la vía de las prácticas y de la acción ritual. Refiriéndose a esta vía Abhinavagupta añade:

145.- Las modalidades, que son "vía" y "objetivo" (upâyopeyaghâvâh), se basan en un error propio al conocimiento grosero inherente a la energía de actividad, única causa de la esclavitud y de la liberación.

El error propio al conocimiento limitado consiste esencialmente en la pérdida de la intuición de la plenitud propia a la Consciencia indiferenciada, de ahí la aparición de los pares de opuestos y sobre todo de la dicotomía "vía" y "objetivo": en realidad, solo hay un objetivo, Shiva, suprema luz consciente; ¿para que acumular los medios para llegar a aquello que está por todas partes y siempre evidente? El objetivo último no es para nada afectado por la diversidad de vías.

La energía de actividad del Señor es la causa de la diversidad del universo, con sus errores y sus contradicciones: «Todo esto no es nada más que el despliegue del supremo Señor». Si se ignora esto, el mundo es una esclavitud; si se lo reconoce, uno está liberado.

146.- Aquello que fulgura inmediatamente, con toda evidencia, en el umbral del conocimiento (âdyâ), en la pura consciencia global de si, en el único ámbito indiferenciado, es eso lo que se llama voluntad.

Icchâ designa la voluntad tomada en su impulso, surgimiento súbito, evidente por si mismo.

Âdyâ, el umbral del conocimiento, primer instante de la visión, que fulgura bajo la forma de toma de consciencia de si, sin pasar por ningún medio, es la expansión ininterrumpida de la energía de voluntad propia a la vía de Shiva.

147.- Por lo mismo que un objeto aparece claramente a aquel que tiene los ojos bien abiertos sin que tenga que estar buscando con la mirada, así se revela a ciertos seres extraordinarios la naturaleza de Shiva.

148.- Pero si, gracias a una investigación progresiva que se haga repetidamente sobre en una certeza que se basa en vikalpa (conocimiento o imaginación diferenciadora), se accede a una toma de conciencia global (parâmarsa), esta vía es conocida como vía del conocimiento. (Una sola toma de consciencia es suficiente en la vía superior, pero en esta vía la toma de conciencia debe de repetirse una y otra vez. Jyaratha da este ejemplo: «uno se concentra sobre el pensamiento "El Si-mismo, esto es todo" y se elimina poco a poco todo lo que hace obstáculo a esa certeza. Se llama a esta vía jñânopâya porque desarrolla la energía cognitiva)

149.- Por el contrario, el medio que opera hacia la realidad exterior y hacia todo objetivo producido por la imaginación constructora es lo que se considera tradicionalmente como perteneciente a la vía de la actividad. Sin embargo, la diferencia entre estas vías no implica ninguna en cuanto al objetivo: la liberación (apavarga).

150-151.- En efecto, como lo dice el venerable Gâmasâstra, «la actividad no difiere realmente del conocimiento ya que cuando ella se ha desplegado (rûdha), se culmina en yoga. El yoga no es otra cosa que el conocimiento, la actividad no es otra cosa que el conocimiento. También la intuición dinámica en acto (mati), que se ha elevado a la cima de los niveles de realidad, se designa ella misma por el termino "actividad" cuando se han apaciguado las impregnaciones (vâsanâ) de nuestra propia consciencia empírica (citta)»

152-153.- Las impregnaciones de nuestra propia consciencia se deben a la impurezas de ilusión y de acción; la intuición (mati), que tiene como naturaleza propia la consciencia, es causa de su desaparición, ella reposa (adhisâyinî) en el conjunto de los niveles de lo real, comenzando por el cuerpo. Es ella, la actividad misma, y por tanto el yoga, que consiste en disolver estos niveles en la Consciencia.

Un ejemplo muestra que no hay ninguna diferencia entre conocimiento y actividad:

154.- En verdad, incluso en la actividad ordinaria, la idea de moverse, interior primero, se vuelve acción de ir cuando penetra en el cuerpo, en el espacio y en los órganos motores.

155.- Lo que se llama actividad no es otra cosa que el conocimiento. Por eso, se ha podido decir con razón (en el sloka 22) que el conocimiento solo, es apto para conferir la liberación.

156.- La liberación (moksa) no es otra cosa, en realidad, más que el despliegue de nuestra propia esencia, no siendo esta misma, otra cosa más que la consciencia del Si-mismo.

La liberación, moksa, aparece aquí como sinónimo de libertad absoluta. No consiste por lo tanto en simplemente liberarse de una cosa. Abhinavagupta dirá más adelante (sl. 161): «ela es el despliegue del Si-mismo», la liberación no es el simple hecho de liberarse de alguna dificultad. En este sentido continúa diciendo:

157.- Las energías, actividad, conocimiento y voluntad, no se añaden a la consciencia puesto que, lógicamente, nada existe que no tenga consciencia (asamvit), además no se puede plantear o mantener la existencia fuera de la consciencia de un sujeto portador de propiedades (dharmin) es decir portador de estas energías.

158.- Según la enseñanza del Supremo Señor, no hay en efecto –a diferencia de lo que dice el sistema de Kanâda (según el cual las substancias, sus propiedades y acciones, son realidades siendo el âtman, el Si-mismo, una de estas substancias)– de sujeto portador de las propiedades características (dharmarûpânâm âsrayah) de las energías.

Para el Trika no hay diferencia entre dharmin y dharma, es decir entre Shiva y atributos o energías. Es la Consciencia suprema, ella sola, la que aparece diversificada bajo el efecto de sobreposiciones y, sobre todo, bajo el efecto de su propia libertad, tomando así el aspecto de la manifestación cósmica.

159.- Si las tres energías, conocimiento, actividad y voluntad, fueran diferentes de Shiva, el poseedor de la Energía, resultaría de ello que nuestra afirmación, según la cual "no hay más que un único Shiva", no tendría ninguna realidad.

160.- Entonces, lo que es consciencia es total libertad y, en la medida en que esta se diversifica, desemboca en múltiples energías.

161-162.- La liberación es el despliegue del Si-mismo (âtmaprathâ). Imposible por lo tanto decir que aquel que posee el conocimiento puede no ser liberado bajo el pretexto que de una causa no nace siempre un efecto (tal y como lo afirma el lógico budista Dharmakîrti). «El conocimiento y la liberación no aparecen, a nuestros ojos, como ligados por una relación necesaria de causa a efecto»; este argumento es rechazable.

163.- La actividad es, por esencia, conocimiento. Pero, como ella lleva en si misma todo lo que es "grosero", se percibe ahí la diversidad de las cosas.

164.- Los medios de la vía de la actividad (kriyopâya) se dividen en medios perceptibles (enunciación de los mantras )y en medios exteriores (grâhyabâhya. Ofrendas, mandalas, exteriormente visibles) que, dividiéndose y subdividiéndose, son innumerables.

165-166.- Así se refuta la afirmación de aquellos para los que, de la diversidad de vías resultarían diversos tipos de liberación. La liberación permanece una a pesar de la diversidad posible de las causas –destrucción, desaparición, decadencia– poniendo fin a la impureza o a la energía que la anima: poco importa la manera como se rompe un recipiente u otro objeto, el resultado es el mismo.

SAMÂVESA, COMPENETRACIÓN

167.- El Señor enseña esta división en tres vías en el Antiguo Tratado donde se describen las compenetraciones:

168.- «La penetración (âvesa) que se produce, gracias a un despertar intenso (pratibodha), para quien está sin pensamiento (akimcit cintaka), se dice propia de Shiva (Sambhu)»

169.- «La compenetrción obtenida meditando únicamente por el corazón sobre alguna cosa (vastu), sin ningún enunciado de mantra u otra cosa, se llama aquí "relativa a la energía"(sâkta).»

170.- «La compenetración que se obtiene por medio de la enunciación asociada al aliento, por disciplina de los órganos, por meditación, gracias a los fonemas y por fijación sobre los puntos de apoyo corporales o exteriores (mandala, altar, cáliz, rosario, iconos shivaitas simbólicos, cráneo perforado, imágenes pintadas o esculpidas), es ella la que se llama con razón "compenetración propia del individuo" (ânava)».

171.- «Para quien está sin pensamiento», es decir para aquel en quién el vikalpa (conocimiento o imaginación diferenciadora) no opera, se produce, como se ha dicho, la puesta en unísono espontánea y súbita (jhatiti samâpatti) con aquello que es necesario conocer (la Realidad Ultima).

172.- ¿Cómo se produce esto? Gracias a un despertar muy fuerte, dice el Señor, orientado hacia lo que es necesario conocer (la Realidad Suprema) y que alcanza de golpe su pleno desarrollo.

173a.- (En el sloka 168) el sufijo "tas" (de pratibodhatas: despertar) tiene valor de instrumental. Los dos términos (gurunâ y pratibodhatas) pueden de todas maneras ser leídos como no ligados entre ellos y, en ese caso, la penetración (âvesa) se produce por un despertar (pratibodhatas) debido al maestro (gurunâ).

173a-174a. La penetración (âvesa), que es identificación con lo Supremo, consiste en sumergir su propia naturaleza individual privada de libertad, y esto, por medio del Sambhu (Shiva) primordial, inseparable de sus energías.

174b-176a.- (El versículo 168) significa, en efecto, que lo que es eminentemente digno de ser conocido, se despliega espontáneamente, de manera súbita, más allá de toda certeza de orden racional (niscaya), subyugando al sujeto consciente limitado que se refleja en el espejo de la mente. Permaneciendo así en el corazón eminentemente puro, lo que es digno de ser conocido se manifiesta ahí gradualmente en toda su gloria.

176b-178a.- Doble es lo que puede ser conocido: lo insensible y la pura consciencia. El primero es imaginario (kalpita), el otro verdadero. Tal es esta división en dos. La compenetración propia de la parte insensible tiene como forma específica el reflejo; la compenetración propia de la consciencia absoluta (caitanya) es pura identidad.

178b-179a.- Es por eso que la compenetración propia de Sambhu (sâmbhavasamâvesa) es una consciencia indiferenciada, independiente de toda meditación, etc., en la cual se alcanza la identidad con Shiva (sivatâdâtmyam).

179b-180a.- Gracias a ella, las certezas racionales que se desarrollan a continuación pueden acceder a la identidad (a Shiva), pero sin poder ser a su vez medios de acceso a lo supremo.

180b-181a. A aquellos que sostienen que se demuestra el conocimiento indiferenciado (nirvikalpa) con la ayuda del vikalpa (conocimiento diferenciado), nosotros respondemos que esto no hace más que confirmar lo que ya es evidente (siddha).

A propósito de esto Abhinavagupta examina la relación entre el conocimiento indiferenciado, nirvikalpa, y los conocimientos diferenciados, vikalpa, y sostiene que la toma de consciencia indiferenciada está en el origen de las certezas racionales y no a la inversa. A aquellos que afirman que la indiferenciación puede ser mostrada por los conocimientos diferenciadores se responde que estos no hacen más que confirmar lo que está establecido como plano de fondo previo. No se puede alcanzar la evidencia a través del pensamiento discursivo o de los criterios lógicos, los cuales no son perceptibles más que sobre un fondo de «nirvikalpa». En Shiva, la certeza de la existencia es la existencia misma.

181b-182a.- Decir «esto es percibido» procede del desarrollo manifestado de una certeza de orden racional, pero decir «yo percibo» resulta de la potencia de la identificación con lo indiferenciado.

En un primer momento, el objeto es captado en su verdad, aprehensión directa, global, no discursiva, a la cual sucede una puesta en forma racional, discursiva, que vuelve a la percepción asimilable para el pensamiento racional expresado con el lenguaje. Para Abhinavagupta, el primer momento es esencial, está en el origen de lo que viene después. Como lo hace notar Jayaratha: de un objeto ya percibido en la certeza de un conocimiento discursivo, con la ayuda de vikalpa, se dice "yo lo percibo", pero lo que se capta así en ese segundo momento es captado gracias a la fusión con lo indiferenciado del primer momento.

Se podría objetar: si el pensamiento diferenciador puede hacer conocer al objeto, pero de ninguna manera puede crearlo, entonces ¿para que sirven las vías que se basan en este pensamiento? El sloka siguiente responde a esta objeción:

182b-183a.- La fulguración de la cosa en la consciencia indiferenciada, es eso la evidencia. Esta no procede del pensamiento diferenciador, ya que está desprovista de referencia objetiva.

La evidencia manifiesta el estado sâmbhaviano; después es establecida de nuevo con la ayuda de criterios lógicos, lo cual tiene lugar en dos tiempos:

183b-184a.- Que la Consciencia esté o no concernida por el pensamiento diferenciador resulta únicamente del hecho de que la Consciencia aparece de manera variable, pura o impura. (Pura, es indiferenciada; impra, se vuelve pensamiento diferenciado, siendo el objetivo de la vía de la energía purificar la consciencia de este tipo de pensamiento)

184b-186a.- Un experto en piedras preciosas puede advertir las particularidades de un gran número de piedras incluso si le son mostradas de noche, durante la duración de un relámpago. Una tal pureza de la consciencia es debida a la práctica de las vidas pasadas o a la voluntad del Soberano (Isvara) que nada restringe. Es eso lo que se explicará a continuación.

186b-188.- El Antiguo Tratado describe cincuenta formas de esta compenetración resultantes de las diferencias que existen entre algunos de los treintaiséis tattva. En efecto, tres de estos, ser individual (pum), ciencia (vidyâ, y energía (sakti) se dividen respectivamente en cuatro, diez y tres y "penetran" (vyâpaka) todos los demás (están sutilmente presentes en todos los demás, formando un nivel de manifestación cósmica superior a los otros niveles).

189.- Es por eso que se los cuenta separadamente de los otros, que no son "penetrantes". Por otra parte, ellos se distinguen entre si siendo respectivamente: «impuro», a la vez «puro e impuro», y «puro».

Estos tres tattva se dividen a su vez. Hay así, según los Tantras, cuatro divisiones en Purusha. Se distinguen, en efecto, cuatro clases de sujetos conscientes: los sujetos conscientes ordinarios, limitados; los sujetos que no escapan a la limitación más que con la disolución cósmica; los que escapan a la limitación por el conocimiento y finalmente, dominándolos a todos, el puro sujeto cognoscente o consciente.

El tattva de pura Ciencia (suddhavidyâ) es considerado como dividiéndose en diez, siendo estas divisiones siendo las de los diez kalâ (energías fónicas divisoras) que van desde el enunciado del mantra OM seguido de bindu, ardhacandra, etc., hasta la energía suprema que transciende el pensamiento.

Finalmente (según el orden ascendente seguido aquí), shakti se divide en tres energías: actividad, conocimiento y voluntad.

El conjunto de la manifestación cósmica comprende por lo tanto os treinta y tres tattva ordinarios, a los que se añaden las cuatro divisiones de Purusha, las diez de suddhavidyâ, las tres de shakti, es decir, un total de cincuenta niveles o divisiones cósmicas, a las cuales corresponden cincuenta tipos de samâvesa, pudiendo cada una de estas divisiones dar lugar a una compenetración particular.

190.- Los elementos groseros (bhûta) son directamente perceptibles. Son entonces enumerados a parte de los otros tattva, cuya existencia se deduce yendo del efecto a la causa.

Mientras que en el orden de la emanación, los elementos groseros se derivan de los elementos sutiles que les preceden, es a partir de estos elementos groseros directamente perceptibles, y por tanto evidentes por si mismos, como se deduce lógicamente la existencia de lo que , siendo anteriores, son su causa.

191.- Ser existente (bhûtam), es, en efecto, ser percibido por todos como existiendo realmente (sadbhâva), condición que es reconocida a esos cuatro elementos, así como al espacio (âkâsa).

La existencia real de los cinco elementos groseros es perceptible por todos, tanto ignorantes como sabios, mientras que aquello que debe ser deducido a partir de otras cosas no es accesible más que a aquellos que saben.

191-193.- «Pero –se dirá– no se debería hablar más bien de la compenetración en las energías de Shiva, que es quíntuple? ¿Qué necesidad hay de hablar aquí de la absorción en los elementos (bhautâvesa), etc.? No se podría justificar esta manera de hacer diciendo que se ha abordado este tema solo accesoriamente. ¡Las personas sin espíritu y con ideas cambiantes no son de los nuestros!»

194.- Respondemos a esta objeción que, si los tratados dualistas afirman la dualidad entre el supremo Señor y los elementos etc., nosotros excluimos una tal dualidad.

195.- En efecto, estos treintaiseis tattva, como cualquier otra cosa, no son en verdad más que la suprema Diosa Ella misma, la libre energía de Rudra.

196.- Es por eso que el segundo capítulo de este antiguo Tratado describe la presencia en toda forma (visvarûpatvam) de los elementos, tierra, etc., por el hecho de su subdivisión en quince, etc.

El tattva «tierra» se divide en dos: energía y poseedor de la energía, que con la esencia (svarûpasahitam) da una división en quince, a la cual se añaden otras divisiones correspondiendo sobre todo a los siete tipos de sujetos conscientes, solo Shiva permaneciendo indiviso.

197.- Resulta aquí como en el caso de un objeto que se tiene delante de uno y que es captado en su globalidad (niramsabhâvasambodha) a partir de las percepciones parciales de sus cualidades, captadas separadamente.

198-199.- Así, aquellos que, purificándose del conjunto de vikalpa (conocimiento o imaginación diferenciadora) por el estudio de los textos revelados, adoran al Señor supremo omnipresente a partir de sus atributos (dharma) –indiferenciacion, permanencia, majestad, etc.– que, siendo aspectos de su energía (saktirûpatvât), se encuentran en El, aquellos que Le adoran a partir de estos últimos en su totalidad o en parte solamente,

200.- estos, por la fuerza (pâtavât) de estos atributos, que están presentes igualmente en la diversidad de sus propios vikalpa (svavikalpâtâh), alcanzan fuera de toda dualidad la plenitud del conjunto de atributos y por lo tanto alcanzan a Aquel que es el Portador de esos atributos.

201.- Es por eso que el eminente Vidyâpat ha dicho: «Si el conocimiento de origen sensible no percibiese en las construcciones mentales (kalpana) tu Esencia indiferenciada, la diversidad de las percepciones (samvidha) que se dibujan en nuestro fuero interior no sería distintamente manifestada y vivenciada».

202-205a.- Como lo enuncia, por ejemplo, el Matangatantra: «El lugar donde reside el Maestro Supremo» – así hablaban aquellos que disciernen– «está hecho de rayos de sus energías. Luminosa, la energía brilla, pura, inmóvil, inmutable. Es la cima suprema, sutil, omnipresente, hecha de ambrosía, sin ningún velo, apaciguada, enteramente prendada de la única Realidad, sin comienzo ni fin, benéfica; usando una metáfora se la llama mûrti (mûrti: forma material, imagen visible, todo aquello que hace manifiesta la divinidad de forma sensible), aspecto manifestado de la suprema divinidad».

205b-206.- La razón y el objeto de esta metáfora se basa en que vivenciar como evidente la manifestación de las energías, es identificarse también con el portador (dharmin) de estos atributos. Llamados "energías", estos atributos son adorados bajo tal o cual aspecto apropiado, permitiendo identificarse con Aquel que las posée.

207.- Según que se esté más o menos alejado de la Consciencia, uno podrá abrazar un número limitado solamente o una infinidad de estas energías, bien que se haga uso de la regla propia de las especies vegetales como el dhava, bien que no se tenga en cuenta más que de su existencia (sattva). (El dhava es una planta india; el genero de dhava, dhavatâ, está formado por el conjunto limitado de plantas de esta especie. Sattva, por el contrario, es el hecho de existir, incluyendo por lo tanto la infinidad de las cosas existentes.)

208.- Así, naturaleza propia plena, luz consciente (prakâsatva), pura consciencia (cit), naturaleza de Bhairava (Bhairavatvam), he aquí lo que contienen las energías universales omnipenetrantes.

209.- Sadâsiva, Isvara, etc., por el contrario, no penetran (vyâpti) los niveles de la realidad que le son superiores, sino solamente las energías que le son inferiores. Cuando se adora a Sadâsiva, etc., el fruto de la adoración varía según que estas deidades sean más o menos alejadas de la Consciencia plena.

210.- Lo que acabamos de ver manifiesta aquello que se llama vía de la energía y reposa así sobre el despliegue del pensamiento diferenciado (vaikalpikapathakrama). Ha sido expuesto aquí precisamente porque la vía de Shiva, que es la de lo indiferenciado, está en el lado opuesto:

211.- Aquel que se eleva sobre el camino indiferenciado (avikalpapatha), cualquiera que sea el trayecto que sigue para ir de la tierra a Sadâsiva, es por este trayecto que él se identificará con Shiva.

212.- Uno corazón muy puro, cuya luz consciente ilumina el ámbito primordial (bhûmi) y resplandeciente, se identificará con Shiva, la Consciencia, gracias a esta luz.

213.- Tal es la verdadera vía reveladora de la suprema energía de voluntad, esta compenetración llamada de Sambhu que expone Sambhunâtha, el discípulo de Sumati.

214.- Ahora expondremos la compenetración propia de la energía, en la cual el corazón (cetas) se revela claramente bajo forma de inteligencia (dhî), de pensamiento (manas), y de sentimiento del yo (ahamkriti). En tanto que vikalpa (conocimiento o imaginación diferenciadora), la energía aparece como hecha de ilusión (mâyâ), pero es en realidad voluntad, conocimiento, actividad.

215.- A pesar de que la vía de la energía manifiesta funciones de afirmación (adhyavasâya), de imaginación (samkalpa), de presunción (abhimâna: sobreestimación del yo) y que manifiesta al respecto algo ilusorio, es en el conocimiento indiferenciado donde ella culmina.

Presunción, imaginación y afirmación no son rasgos morales o sicológicos de individuos particulares, sino características de una estructura mental universal: la de los seres sometidos a la ignorancia metafísica y que, por ello, por "egocentrismo", tienen un comportamiento tal que arrastran hacia si aquello que debería permanecer lejano a su ego (función de abhimâna), que elaboran proyectos, intenciones personales (función de samkalpa) y aplican a la realidad que es, verdaderamente, indiferenciada, determinaciones extrínsecas limitantes (función de adhyavasâya).

La vía de la energía, aún haciendo uso de estos comportamientos "egocéntricos" que manifiestan un nivel de ilusión, está animada por la energía divina, y lleva al adepto a la compenetración en lo absoluto.

El plano en el que se produce esta penetración se encuentra, según la doctrina del Trika, presente en todos los seres. Uno podría entonces, dice Jayaratha, preguntarse porque sería necesario seguir una vía para descubrirlo. Puesto que todos pueden alcanzar el nirvikalpa sin esfuerzo en el primer instante de no importa que deseo o de no importa que conocimiento ¿Para que absorberse en Shiva?. Abhinavagupta responde:

216.- El ámbito (bhû) indiferenciado propio de Shambhu, pero sin plenitud en el ser esclavo, en razón de las imperfecciones de este sujeto cognoscente, se expande espontáneamente con la desaparición de estas últimas.

217.- De manera análoga, en la vía de la energía existe un estado de diferenciación (vikalpa) en el que conocimiento y actividad se manifiestan (sphutâ), a pesar de que subsista una cierta contracción (samkoca), como se ha dicho más arriba.

218.- Para quien se dedica ardientemente a eliminar todas estas contracciones, la energía que fulgura hace interiormente manifiesto (antarâbhâsa) lo que él desea: la identidad con el Supremo sujeto consciente.

219.- Pero el pensamiento diferenciador (vikalpa) ¿no está entonces ausente en la vía del individuo? No, está también presente, pero manifiesta otros medios, como el enunciado de los mantras a los cuales la vía de la energía no recurre.

220.- La expresión «enunciado de los mantras» (uccâra), debe entenderse en plural es decir como enunciado de mantras y de otros medios corporales que están ausentes de la vía de la energía. El estado de energía (saktitâ) es, en efecto, a la vez con y sin división (bhedâbheda).(Sin división puesto que no hay enunciado empírico de mantra, etc., pero hay división en razón de los vikalpa)

221.- Se llama individuo (anu), en verdad, lo que manifiesta claramente una división (bheda); la vía que le corresponde es individual (ânava). A pesar de que las certezas que se puedan tener de ello sean de la naturaleza del vikalpa (conocimiento o imaginación diferenciadora), es, en definitiva, en la consciencia indiferenciada en la que esta vía culmina.

222.- Pero ¿se puede decir que inteligencia, pensamiento, sentimiento del yo, individuo, impregnen a Shiva? No, ellos impregnan solamente la realidad que les es inferior. ¿Cómo se puede sostener una cosa semejante?

223.- Es que en verdad para nosotros que no somos dualistas, es Shiva solo quien toma todas las formas o facultades limitadas: (tathâvidhah). Después de haber ocultado su esencia, El brilla de nuevo a través de ellas, con su propia luz.

224-225.- Pero incluso en los tratados duales como el Matanga y otros, lo dicen claramente: la luz consciente (prakâsa) de Shiva, que colma hasta los niveles inferiores de lo real, reside por todo, gracias a lo cual el ámbito (padam) supremo brilla también en el plano de la inteligencia y del pensamiento.

226.- Estas compenetraciones están ambas (compenetración de la vía de la energía –sâktopâya– y de la vía individual –ânavopâya–) dirigidas hacia el océano de lo indiferenciado ya que, sin acceso a él, no hay nada que pueda existir de ninguna manera que sea.

227.- Es por eso que el Señor ha declarado que no hay que imaginar nada en cuanto a los frutos, es decir en cuanto a la consciencia, fórmula que sugiere indirectamente la preeminencia de la imaginación fabricadora (kalpanâ).

228.- Para aquellos que piensan que la validez (prâmânatâ) del conocimiento indiferenciado de pende del vikalpa (conocimiento o imaginación diferenciadora), para ellos, el conocimiento indiferenciado reposa en la sucesión de los vikalpa.

229.- De manera análoga, un joyero poco experimentado ignora al comienzo el valor de las piedras preciosas, pero, después de experiencias y de investigaciones repetidas, alcanza finalmente un conocimiento indiferenciado (avikalpa) que prescinde de todos estos procedimientos. Se le declara entonces experto en piedras preciosas.

230.- La vía de Shiva es pura indivisión; la vía de la energía es a la vez con y sin división (bhedâbheda) y la vía del individuo es división.

231-232.- Todo el detalle de las acciones rituales que se expondrá claramente más adelante, manifiesta, de hecho, exclusivamente esta última forma de conocimiento (vijñâna) y su vía. La acción, de hecho, no es nada más que un conocimiento ligado a la temporalidad (ramâtmatâm) con el fin de servir de vía (upâyavasatha). Es este conocimiento lo que se llama entonces actividad.

EL MAESTRO ESPIRITUAL Y LOS DISCIPULOS

233.- La causa principal de la liberación es el perfecto conocimiento, tanto si reside en uno mismo o en otro. En efecto, las manifestaciones (vibhûti) de uno mismo y de otro, es decir de maestro y discípulo, no son más que construcciones imaginarias.

234.- Cualesquiera que sean aquellos en unión con los que el maestro fulgura (existe animado por la luz vibrante de la Consciencia) y que manifiestan siempre la imaginación fabricadora (kâlpanikâ), el maestro no forma más que uno con ellos. Se le declara desde ese momento, realizado y liberado (siddho muktasca).

235.- Cualquiera que sea la extensión de su linaje (samtâna), el maestro está a su medida. El está, se dice, hecho de conocimiento perfecto (samyagjñâna). Por eso, liberando a los demás, él es liberado por si mismo.

236.- Cuando se dice que el jñânin libera su linaje (svasamtâna), se dice una cosa perfectamente establecida por el razonamiento como por las Escrituras. El místico (muni), en efecto, es uno con su linaje. (Siendo la diferenciación entre uno mismo y el otro totalmente imaginaria, el maestro que es uno con la consciencia no se diferencia de su familia espiritual compuesta de sus discípulos y de los discípulos de estos)

237.- Por consiguiente, son radicalmente refutados aquellos que objetan: «Pero si la liberación es debida al conocimiento ¿como las acciones rituales como la iniciación, etc., podrían llevar a la liberación?».

238a.- Si se dice que estas acciones tienen en realidad el conocimiento como naturaleza, estas podrían liberar a aquellos que lo poseen, pero sería falso pensar que las acciones pueden liberar al que no tiene el conocimiento.

238b-240.- En cuanto a aquello que sostienen otros, a saber que la impureza (mala) es una substancia material (dravya) –como lo es, por ejemplo, la catarata que vuelve opaco al cristalino–, substancia que hace desaparecer la acción de la iniciación (dîksâ) actuando a la manera de un colirio, u otra solución, nosotros refutaremos esta doctrina que condenan tanto el razonamiento como los Textos sagrados, a la vez que establecemos la verdadera naturaleza del triple lazo que constituyen la impureza, la ilusión, y los actos.

La doctrina que refuta Abhinavagupta es la de los âgamas shivaitas dualistas para los cuales el âtman de los seres limitados está, desde el comienzo de la manifestación cósmica, manchado, esclavizado por la triple "mancha" o el triple "lazo" que forman la impureza esencial propia de la condición de ser limitado, los actos que hay que realizar y de los que hay que sufrir las consecuencias, y finalmente las realidades materiales resultantes de la mâyâ. Esta triple mancha es considerada en los âgamas dualistas como de naturaleza substancial, material. Ella no puede por lo tanto ser borrada más que por la acción, por el efecto concreto del acto ritual y, en particular, por el de la iniciación, primer paso indispensable hacia la liberación.

Sin embargo Abhinavagupta rechaza precisamente esta eficacia de los actos, o no la reconoce más que en la medida en la que la acción ritual es una forma de conocimiento captada en la temporalidad. El ya había expuesto este punto de vista en el sloka 232.

LAS CUATRO FORMAS DEL CONOCIMIENTO

241.- Tal es la vía de la triple energía. Ella tiene como raíz el conocimiento inferior. Por encima de ella, se encuentra el conocimiento mediano, y, más arriba todavía, el conocimiento superior.

242.- Se añade a esto el conocimiento supremo más allá de toda vía (upâyâdivivarjitam), reposando en la energía de felicidad (ânandasakti) y al que se le llama Sin Igual, o Incomparable (anuttara).

El conocimiento supremo, explica Jayaratha, está liberada de toda vía porque en ella vía y objetivo no hacen más que uno. Este conocimiento reposa en la energía de felicidad según se ha dicho: «la felicidad es la naturaleza de Brahman»; reposa por lo tanto en si mismo, mientras que las energías de voluntad, etc., tan altas como sean, se orientan hacia el exterior.

243-245a.- Este conocimiento brilla con su propio resplandor; incluso los vidya, los vidyesvara (las más altas categorías de sujetos cognoscentes) y otros sujetos cognoscentes superiores tiene dificultad en alcanzarlo. Este conocimiento se expone en el Siddhatantra y es claramente descrito en el capitulo dieciocho del Màlinîvijayottaratantra, ahí donde se declara: «Esto no debe ser dicho si Sankara (Shiva) no es favorable a ello».

245b.- De este cuádruple conocimiento, que hace surgir los poderes así como la liberación, yo trato en esa obra llamada «Tantraloka» (Luz sobre los Tantras).

246.- Todo aquello que es captado en el exterior o en el interior se manifiesta en primer lugar bajo una forma no definida o general.

247.- La duda, desde este punto de vista, es el conocimiento de un objeto que, no pudiendo ser claramente descrito, aparece de una manera general no definido, estando el sujeto, él, de alguna manera definido, sin lo cual esto no sería posible. (Es el sujeto cognoscente definido el que se pregunta ante el mundo que percibe)

248.– En la expresión «¿Qué es esto?» (etat kim), aspecto principal de la duda, el "esto" es bien definido. La duda, en cuanto a él, viene de que las cualidades propias del objeto y que permiten reconocerlo, tal como la existencia o no existencia, no están definidas. (El sujeto cognoscente percibe claramente que hay algo ante él: eso está definido, pero no sabe todavía lo que es, a falta de conocer sus características)

249.- La formula ¿qué es? (kim), se aplica a un objeto indefinido. La interrogación mantiene una forma imprecisa, el objeto queda por definir.

250.- «¿Es esto un hombre o un tronco de árbol?» Esta pregunta es una forma secundaria de duda (samsaya), ya que supone la determinación (niscaya) de una gran número de cualidades o de rasgos particulares.

251.- Además, la duda, que proviene de que no se llegan a determinar los trazos propios de dos objetos, debe de todas maneras incluir la pregunta sobre la naturaleza o la existencia del objeto mismo, ya que sin esto no sería una duda sino una opción o alternativa (vikalpa).

252.- El enunciado o la pregunta planteada ante un objeto es desde luego una duda, puesto que se aplica sobre el comienzo de la manifestación (prathana) de un objeto todavía no determinado.

253.- Tal es la actitud de la consciencia misma cuando se presenta a ella un objeto cuyos rasgos particulares no son todavía determinados. Ella cuestiona y se encuentra así en la posición del discípulo ante su maestro.

Se trata evidentemente de una manera de ver relativa, puesto que, como lo recuerda Jayaratha en su comentario: «Todo, en el sentido más alto, es consciencia». Es la Consciencia ella misma la que, en el proceso de la manifestación, pasando del plano supremo de la Palabra a la palabra expuesta se divide y se distingue en maestro y discípulo sin dejar evidentemente de ser uno.

Abhinavagupta lo precisa aún un poco más:

254-255.- Así habiéndose ocultado las tomas de conciencia anteriores que manifiestan una certeza racional, la Consciencia, siempre tomando parte en la reabsorción y en la manifestación precedentes, es interrogadora en la medida en que ella permanece no desarrollada (anummîlita) con relación a la escucha exterior de la objetividad.

256.- Es por tanto la Consciencia ella misma la que es pregunta y respuesta. A este nivel de discípulo y de maestro, en efecto, la diferencia entre los cuerpos no tiene ninguna realidad (atâttvika).

257.- La consciencia despierta (bodha), en tanto que tal, manifiesta súbitamente (âbhâsayati) de manera general o particular las innumerables formas que ella contiene en si misma.

258.- La emisión general, teniendo que ser a continuación completada por la emisión de los elementos que particularizan, revela a este respecto que hay duda.

Se captan los objetos externos de dos maneras. Una es genérica: los dos objetos tienen un carácter idéntico, un carácter en común, la altura por ejemplo, cuando uno se pregunta ¿es esto un hombre o un tronco?. La otra manera se basa en la especificidad: reposa en lo que hay de diferente, en el rasgo distintivo: el tronco es rugoso y no el hombre de ahí la certeza: «es un tronco».

259.- Es a continuación cuando se termina la emisión de estos elementos particulares, y no de otra manera, que aparece la determinación que satisfará al sujeto cognoscente (pramâtr).

260.- La eclosión de la objetividad así realizada, y que resulta de un proceso de afirmación de la propia eficiencia del sujeto (svâtmavîryâkramanapâtavât), es la definición (laksana), la respuesta (uttara) y la determinación o certeza (nirnaya).

261.- En cuanto a la verificación (parîksana), ella está hecha de enunciados y de definiciones repetidas y tiene como objeto los rasgos particulares que han sido así determinados.

262.- Este triple proceso de la enunciación, de la definición y de la verificación se presenta constantemente en todos los seres vivos bajo las formas de conocimiento que son la percepción directa, la inferencia, la analogía y la palabra que es autoridad, etc.

En los slokas siguientes (263-266) Abhinavagupta precisa lo que hay que entender por enunciación, definición y verificación. La primera, dice él, es indiferenciada, nirvikalpa. La definición es vikalpa; mientras que la verificación está hecha de una sucesión de vikalpa basada en las percepciones que la habían precedido.

Con más precisión, dice a continuación (slokas 267-268), la enunciación es emisión (srsti) de una cosa que otras emisiones, hechas de vikalpa, precisaran a continuación, elementos que el sujeto cognoscente percibe además como ligados a la temporalidad. Es ahí exactamente, se notará, el movimiento de la consciencia creando el mundo.

La definición, en cuanto a ella, es una forma de consciencia en la que la emisión de lo que debe ser emitido (es decir de lo que debe aparecer) para definir coincide con la reabsorción (samhâra) de lo que había sido precedentemente emitido; dicho de otra manera, es una operación mental en la que se reabsorbe el aspecto general no definido a través del cual se comienza a aprehender el objeto, al mismo tiempo que aparece todo lo que precisa de ello, definiendo su naturaleza. Finalmente, la verificación (sloka 270) consiste en un movimiento (vibhrama) que pone en juego, para compararlos, comprobarlos, los movimientos precedentes de emisión y de reabsorción, según las necesidades del sujeto cognoscente que verifica.

Los tres movimientos del conocimiento, dice entonces Abhinavagupta (sloka 271-272), corresponden a los tres planos de la palabra: pasyatî, madhyamâ y vikharî donde se precisan, en efecto, los rasgos de la manifestación cósmica y, para el hombre, los del lenguaje y del pensamiento discursivo. Ellos corresponden también a las tres diosas Paâ, Parâparâ y Aparâ del Trika y finalmente a las tres energías de voluntad, de conocimiento y de actividad.

Abhinavagupta concluye:

277.- Es la Consciencia, esta Diosa que, por si misma y eternamente, anima la triple categoría de la enunciación, de la definición y de la verificación y que toma la forma de todas las Escrituras.

Estas escrituras son las que Abhinavagupta ilumina en el Tantraloka. Procede a continuación (slokas 278-284) a la enumeración de los treintaisiete capítulos del Tantraloka de los que describe el contenido (slokas 284-329) y que han sido enumerados en la presentación de este trabajo.

ESTANCIAS FINALES

330.- El Si-mismo es luz consciente indivisa: es coextensivo al conjunto de las energías. Ocultando su propia grandeza, parece cautivo (baddha). Su liberación resulta de la manifestación de su naturaleza esencial (svabhâva): el resplandor luminoso del Si-mismo. Teniendo varios modos esta liberación, toma formas variadas: el objetivo de este capítulo era el exponerlas brevemente.

Se podría decir que si el Si-mismo es indiviso, la liberación debería serlo también, y no tener formas diversificadas, objeción a la cual la estancia siguiente da respuesta:

331.- El conocimiento erróneo, que es tinieblas, engendra estas imperfecciones que son los defectos que hacen obstáculo a la visión y, a causa de su presencia, el conocimiento verdadero, a pesar de que es puro por esencia, aparece ensuciado de manchas; pero, que desaparezcan estos defectos de la visión y este oscurecimiento de la visión queda totalmente disipado. ¿Cómo subsistiría entonces ninguna impureza?

332.- ¡Oh Todalidad de las cosas (bhâvavrâta)! Forzosamente Tu te adueñas de los corazones humanos y Tu juegas, como un actor, a ocultar bajo múltiples recovecos el corazón del Si-mismo (âtmahrdayam). Aquel que te llama insensible (jada), es él el insensible, pretendiendo equivocadamente estar dotado de un corazón (sahradayam). ¡Y sin embargo, me parece que en esta insensibilidad reside precisamente la alabanza, porque en esto él se Te parece!

La Consciencia divina manifiesta el universo, ella es, por esto, la «totalidad de las cosas»; toda cosa insensible participa por lo tanto de la Consciencia que, limitándose, se vuelve insensible.

En verdad, todo lo que existe, dice Jayaratha, no es más que un aspecto de la Consciencia. Si las cosas no participaran así en la Consciencia, no existirían.

Además, en una perspectiva tántrica, los objetos pueden contribuir por su belleza al despliegue del ser y, por ello, ayudar al adepto a abrirse a la divinidad, tal es el caso principalmente de la belleza de los ritos y de los elementos del culto.

333.- Toda impureza desvanecida, conociendo tanto lo Supremo como lo inferior, hechos de la naturaleza misma de Shiva, he aquí a los maestros cualificados para la investigación mística. ¿Para que bueno entonces pedirles que rechacen hasta lejos la infamia de la aversión?

No es necesario, en efecto, pedir algo a un maestro espiritual cualificado: lleno de la gracia de Shiva, él actúa, por si mismo, sin defecto, para el bien de las criaturas.

334.- Así se termina este capítulo del Tantraloka compuesto por Abhinavagupta donde se exponen la naturaleza y las variedades de conocimiento discriminativo (vijñânasattâ).

 


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