Silvia Freire
es argentina y vive en Buenos Aires, Capital Federal.Escritora, conferencista conductora de TV, columnista de radio,y guía de un nutrido grupo de personas a las que acompaña en el camino hacia la plenitud.
Estas actividades son distintos aspectos de su única función, que es la de llegar a la gente con un mensaje de cambio personal, autoeducación y crecimiento espiritual.
Su mensaje está orientado hacia el trabajo personal y el cambio a partir de la auto-observación. Se basa en distintas herramientas de auto-conocimiento y superación, y el Curso de Milagros como medio fundamental para el cambio interior.
Ha escrito varios libros y dado múltiples conferencias en distintos puntos del país.

 

 REFLEXIONES DE

SILVIA FREIRE:


Lecciones 185 a 191 - Un Curso de Milagros


Lección 185 (4 de julio) : "Deseo la paz de Dios." Decir de corazón estas palabras lo es todo. Jamás volverías a sentir pesar alguno, y recobrarías plena conciencia del Cielo. Con que haya dos mentes que estuviesen de acuerdo en que ésto es lo único que anhelan, libres del mundo del sueño, el mundo cambiaría. Pero en sueños, sólo se puede transigir; así las ilusiones pasan a ocupar Su lugar. Desear la paz de Dios de todo corazón es renunciar a todos los sueños, a las ilusiones. Las examinó, y se dio cuenta de que no ofrecen nada. Procura ir más allá de ellas. Y debe unirse a otras mentes, pues es así como se alcanza esta paz. Sea cual sea la forma en que la lección se presente, ha sido planeada por Dios Prácticas : Dediquémoslas a reconocer que nuestras palabras son sinceras. Escudriñá tu mente minuciosamente, para descubrir los sueños que todavía anhelás. Considerá lo que creés que te brindará consuelo y felicidad, pero no te desalientes por las ilusiones que aún perduran. No dejes que algunos sueños te resulten más aceptables, mientras escondés otros que te averguenzan; y hacete esta pregunta: "¿es ésto lo que deseo en vez de la paz de Dios?" No te dejes engañar: es una opción o la otra. No puede aceptarse parcialmente una u otra. Nadie que busque realmente la paz de Dios puede dejar de hallarla; lo único que pide es dejar de engañarse a si mismo al negarse lo que la Voluntad de Dios dispone. La paz de Dios es tuya; fue creada para vos. Cuando un don de Dios es pedido y aceptado pro cualquiera, nadie pierde, todos salen ganando: Dios da sólo con el propósito de unir. Y sabrás que compartes una sola Voluntad con todos tus hermanos, cuya intención es la tuya. Es esa única intención la que buscamos hoy al unir nuestros deseos a la necesidad de cada corazón.

Lección 186 (5 de julio) : "De mí depende la salvación del mundo." Esta afirmación algún día erradicará de las mentes toda arrogancia; implica la verdadera humildad de aceptar la función que se te ha encomendado, sin adjudicarte ninguna otra función. No nos opongamos a nuestra función, porque no somos nosotros los que la establecimos. No fue idea nuestra. Aceptemos nuestro papel con genuina humildad, y no neguemos con falsa arrogancia que somos dignos de ella; es el orgullo el que se niega a responder a la llamada del propio Dios. Mientras que no entiendas su significado, puede que la idea de hoy te parezca ardua, pero lo único que dice es que tu Padre te recuerda y te ofrece la perfecta confianza que tiene en tí, Su Hijo. No te pide que seas distinto a como sos en modo alguno. Si Él nos considera dignos de esta tarea, es que lo somos: escuchemos la Voz de Dios revelarnos lo que Él quiere que hagamos.No juzgués si sos merecedor o no, es la arrogancia la que forja la imagen que huye aterrorizada cuando la Voz que habla por Dios te llama. No s os débil. Y así hallaremos nuestra paz, ya que los papeles que nosotros mismos nos hemos auto-otorgado son inestables, pareciendo oscilar entre la aflicción y la dicha del amor, a merced de nuestras emociones. Estas imágenes insustanciales desaparecerán, dejando tu mente libre y serena, cuando aceptes la función que se te ha encomendado. Hacé lo que la voz de Dios te indique. La salvación del mundo depende de vos, que podés perdonar. Esa es tu función aquí.

Lección 187 (6 de julio) : "Bendigo al mundo porque me bendigo a mí mismo." Nadie puede dar lo que no tiene. De hecho, dar es la prueba de que se tiene. Y a diferencia de lo que el mundo cree, dar incrementa lo que tenés; porque al compartir tus ideas, (y las cosas sólo representan el pensamiento que les dió origen) las mismas se refuerzan en tu mente. Las ideas tienen que pertenecerte primero, antes que puedas darlas; por ello, si has de salvar al mundo, primero tenés que aceptar la salvación para vos mismo. Hay un dador que conserva lo que da, y un receptor que también habrá de dar; y ambos ganan en este intercambio, pues c/u de ellos dispondrá del pensamiento en la forma que le sea más útil. No olvides que sólo te das a vos mismo; el que conoce el real significado de dar, no puede menos que reírse de la ilusión de la idea de sacrificio. Jamás creas que podés hacer sacrificio alguno; esta idea no tiene cabida en lo que tiene valor. Si surge esta idea, implica que se ha cometido un error y tu bendición la corregirá; ninguna forma de sufrimiento o sacrificio puede permanecer con uno que se ha perdonado y bendecido a sí mismo. Ahora somos uno en pensamiento con nuestro hermano, pues el miedo ha desaparecido. No estamos separados de Aquel que es nuestra Fuente, y el temor se desvanece. Tenemos el nombre de Dios en nuestros labios. Ahora, somos bendecidos y bendecimos al mundo. Queremos extender lo que hemos contemplado, porque queremos verlo en todas partes, refulgiendo en nuestros hermanos con la gracia de Dios; pues allí donde lo veamos, nos será devuelto.

Lección 188 (07 de Julio7) : "La paz de Dios refulge en mí ahora." ¿Por qué esperar al Cielo? Los que buscan la luz están simplemente cubriéndose los ojos. La luz ya está en ellos. La iluminación es un reconocimiento, no un cambio. La luz vino contigo de tu hogar natal y es lo único que trajiste de Aquel que es tu Fuente. Esta luz no se puede perder. La paz de Dios refulge en vos ahora, y desde tu corazón se extiende al mundo, deteniéndose a acariciar cada cosa viviente, dejándole una bendición que perdura por siempre; lo que da no puede sino ser eterno. La paz de Dios no puede contenerse. El que la reconoce dentro de sí tiene que darla. Prácticas : Sentate en silencio y cerrá los ojos; la luz en tu interior es suficiente, sólo ella puede concederte el don de la visión. Cerrate al mundo exterior, y dale alas a tus pensamientos para que lleguen hasta la paz que hay dentro de vos; ellos conocen el camino, porque son los pensamientos que pensás con Dios.Te conducen de vuelta a la paz, desde donde vinieron, con el único propósito de enseñarte cómo regresar. El propósito de nuestras prácticas de hoy es acercarnos a la luz que mora en nosotros, tomar la rienda de nuestros pensamientos errantes y dulcemente conducirlos de regreso adonde puedan armonizarse con los pensamientos que compartimos con Dios, y así les restituímos la santidad que es su herencia. De esta forma, nuestras mentes quedan restauradas, y perdonamos a todas las cosas vivientes que comparten nuestra vida, y absolvemos al mundo por lo que pensábamos que nos había hecho. Somos nosotros los que construímos el mundo como queremos que sea, y elegimos que sea libre de pecado y receptivo a la salvación. "La paz de Dios refulge en mí ahora.Que todas las cosas refuljan sobre mí en esa paz, y que yo las bendiga con la luz que mora en mí."

Lección 189 (8 de julio) : "Siento el amor de Dios dentro de mí ahora." Hay en vos una luz que el mundo (y vos con los ojos terrenales) no pueden contemplar. Pero está en vos para que la veas, y es un reflejo del pensamiento de hoy; hace del mundo un lugar renovado, pleno de inocencia y esperanza, caridad y amor. Este es el mundo que el amor de Dios revela. Un mundo presto al ataque y lleno de odio resulta así inconcebible, y viceversa; y sólo es posible ver uno de ellos.¿Cuál de ellos querés ver? Sos libre de elegir: contemplarás aquello que sientas en tu interior. Prácticas : hoy pasamos de largo las ilusiones, según intentamos llegar a lo que es verdad en nosotros, y sentir su infinita ternura, y su Amor que sabe que somos tan perfectos como Él mismo, y su visión, el don que nos ofrece. Permanecé muy quedo, y dejá a un lado todos los pensamientos acerca de lo que sos y lo que Dios es; todas las imágenes de vos mismo. Vaciá tu mente de todo lo que ella piensa que es verdadero o falso, bueno o malo. No conserves nada; y completamente vacío, andá a Dios. No necesitás saber cómo llegar a Él, ya que Él conoce el camino; sólo necesitás disipar los obstáculos que pusiste entre el Hijo de Dios y Su Padre. Pide y recibirás. Pero no vengas con exigencias, ni mostrándole por dónde Él debe aparecer ante vos. Así, hoy no elegimos el camino por el que vamos a Él; pero elegimos dejar que Él venga a nosotros. "Padre, no sabemos cómo llegar a Ti, Pero te hemos llamado y Tú nos has contestado. No interferiremos. Los caminos de la salvación no son nuestros, pues te pertenecen a Tí, y es a Tí a donde vamos para encontrarlos. Nuestras manos están abiertas para recibir Tus dones. No tenemos ningún pensamiento que no pensemos contigo, ni abrigamos creencia alguna con respecto a lo que somos o a Quien nos creó. Tuye es el camino que queremos hallar y seguir; y sólo pedimos que Tu Voluntad también se la nuestra, se haga en nosotros y en el mundo para que éste pase a formar parte del Cielo. Amén".

Lección 190 (9 de julio) : "Elijo el júbilo de Dios en lugar del dolor." El dolor es una perspectiva errónea; experimentarlo significa que nos hemos engañado a nosotros mismos, y proclama que Dios es cruel. ¿Cómo podría ser real? Si Dios es real, el dolor no existe, y viceversa. Ha llegado el momento de reírse de ideas tan absurdas, sin tomarlas como pecados secretos de graves consecuencias. Son únicamente tus pensamientos los que te causan dolor; nada externo a tu mente, nadie puede herirte o hacerte daño, o afectarte en modo alguno. Sos quien tiene el poder de dominar todas las cosas, reconociendo simplemente su inocuidad. El mundo que ves no es otra cosa que la representación de tus pensamientos; será completamente distinto cuando decidas que elijes el júbilo de Dios, donde tu Ser se alza radiante. En el dolor, el miedo parece triunfar sobre el amor. Deponé tus armas y vení sin defensas al sereno lugar donde la paz del Cielo envuelve todas las cosas con quietud. Dejá ir el ataque; dejá ir los juicios. Hoy es el día en que comprendemos plenamente la lección que encierra todo el poder de la salvación: el dolor no existe, es una ilusión; y el júbilo de Dios es real y se vuelve tuyo. Por lo tanto, volvamos a optar por la única alternativa que podemos elegir, ya que siempre estamos eligiendo entre las ilusiones y la verdad. Somos libres de elegir nuestro júbilo en vez del dolor, nuestra santidad en vez del pecado, y la luz del Cielo en vez del mundo.

Lección 191 (10 de julio) : "Soy el santo Hijo de Dios mismo." Esta es la declaración de tu liberación de las cadenas del mundo. Al negar tu identidad, le diste entidad a la ilusión del mundo; contemplaste el caos, y proclamaste que eso sos. Pero este no puede más que ser un juego en el cual puedes negar tu identidad. Sos tal como Dios te creó; creer cualquier otra cosa sería absurdo. Con esta verdad desaparecen todas las ilusiones. Dejá que la idea de hoy encuentre un lugar entre tus pensamientos, y te habrás elevado muy por encima del mundo, así como de los pensamientos mundanos; y desde ese lugar de seguridad, retornarás a él y lo liberarás. Aquel que puede aceptar su identidad realmente se salva; y basta con un solo pensamiento santo como éste para liberarte. Decite a vos mismo: "Soy el santo Hijo de Dios Mismo. No puedo sufrir ni sentir dolor; no puedo sufrir pérdidas ni dejar de hacer todo lo que la salvación me pida." y con este pensamiento, lo que contemples cambiará por completo. Si te percibís a vos mismo como débil y frágil, nacido sólo para morir, llorar y padecer, sabé que se te dió todo poder en la tierra y en el Cielo. Estás jugando un juego macabro si creés otra cosa. Dejá que el Hijo de Dios despierte de su sueño, y regrese a bendecir al mundo que él fabricó, así el mundo dejará de soñar con la muerte. Liberate a vos mismo de ese sueño, para así poder liberar al mundo. Recordá que sos el santo Hijo de Dios mismo y el mundo entero.

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