Silvia Freire
es argentina y vive en Buenos Aires, Capital Federal.Escritora, conferencista conductora de TV, columnista de radio,y guía de un nutrido grupo de personas a las que acompaña en el camino hacia la plenitud.
Estas actividades son distintos aspectos de su única función, que es la de llegar a la gente con un mensaje de cambio personal, autoeducación y crecimiento espiritual.
Su mensaje está orientado hacia el trabajo personal y el cambio a partir de la auto-observación. Se basa en distintas herramientas de auto-conocimiento y superación, y el Curso de Milagros como medio fundamental para el cambio interior.
Ha escrito varios libros y dado múltiples conferencias en distintos puntos del país.

 

 REFLEXIONES DE

SILVIA FREIRE:


Lecciones 192 a 198 - Un Curso de Milagros


Lección 192 (11 de julio) : "Tengo una función que Dios quiere que desempeñe" La santa Voluntad de tu Padre es que vos lo completés, y que tu Ser sea uno con Él, por siempre puro, extendiendo el amor y creando en su nombre. Pero en ente mundo, tenemos además una función de acuerdo a sus normas: el perdón. No es una creación de Dios, porque no tiene sentido en el Cielo; pero es lo que más se le parece en la tierra. El perdón contempla todas las cosas desconocidas en el Cielo y las ve desaparecer; es el medio para superar el miedo a la muerte; permite que el cuerpo sea reconocido como lo que es: un recurso de enseñanza, y que dejemos de usar la razón para justificar nuestra furia y ataques. Un carcelero no es libre: tiene que permanecer al lado del preso, asegurarse de que no escape, vigilarle; su mundo termina siendo la cárcel. Por eso, no mantengas a nadie prisionero; liberá en vez de aprisionar, para ser libre vos. Todo el que te tienta a sentir ira, es tu salvador de la prisión de la muerte: liberalo y agradecele, en lugar de querer lastimarlo. Hoy sé misericordioso; te lo pide el Hijo de Dios que es digno de tu misericordia. Tu única función en la tierra es perdonar, para que puedas aceptar al Hijo de Dios como tu identidad: él es tal como Dios lo creó, y vos sos lo que él es. Perdonale sus pecados y verás que sos uno con él.

Lección 193 (12 de julio) : "Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que yo aprenda" El aprendizaje es algo ajeno a Dios. El dispone que la felicidad de Su Hijo sea perpetua y por siempre en aumento. Dios no ve contradicciones, pero Su Hijo cree verlas. Por eso, te provee de Alguien que pueda corregir tu defectuosa manera de ver, ofreciéndote una visión que te conduce al lugar donde la percepción cesa. Esas son las lecciones que Dios quiere que aprendas. Puede cambiar la forma, pero el contenido fundamental es: "Perdona, y verás esto de otra forma" Es cierto que no parece que todo pesar sea una falta de perdón; pero es la falta de perdón lo que está detrás de todas las formas distintas. Esta uniformidad hace que el aprendizaje sea seguro: nadie puede ocultarse tanto tiempo de una obviedad. Se reconoce sólo con desear ver la lección que allí se encierra. Estas son las palabras que te dan poder sobre todos los acontecimientos que parecen tener control sobre vos. "Perdona, y verás esto de otra forma" Si parece ser real el dolor en alguna percepción, tené por seguro que no se aprendió alguna lección, y en la mente que ve el dolor permanece oculta una falta de perdón. Dios no quiere que sigas sufriendo de esa manera: quiere que te perdones a vos mismo. Todas las cosas son lecciones que Dios quiere que vos aprendas, Él no deja ningún pensamiento rencoroso sin corregir, para asegurarse de que ninguna espina lastime a Su Hijo y que su paz sea imperturbable; no quiere ni una sola lágrima más por derramar. Quiere que la risa reemplace todas ellas, y que Su Hijo sea libre otra vez. Hoy trataremos de superar en un solo día miles de obstáculos para la paz. Dedicá todo el tiempo que puedas (mañana, tarde y noche) a volver a casa de nuestro Padre. Según practiquemos, pensemos en las cosas que nos hemos quedado para resolverlas por nuestra cuenta, y entreguémosselas a Aquel que sabe cómo contemplarlas de manera que desaparezcan. Práctica: Hoy y los días próximos, dedica un poco de tiempo cada hora a practicar la lección del perdón tal como se indique. Tratá de aplicarla a lo sucedido en esa hora, para que la próxima hora esté libre de ello. No dejes que ninguna hora arroje sombra sobre la siguiente; y una vez transcurrida, que todo lo sucedido se vaya con ella. Así permanecerás libre y en la paz eterna en el mundo del tiempo. Esta es la lección que Dios quiere que aprendas: hay una manera de contemplarlo todo que te acerca más a Él y a la salvación del mundo. A todo error, respondé: "Perdono, y esto desaparece" Repetí estas palabras ante cualquier aprensión, preocupación o sufrimiento. Estarás en posesión de la llave que abre las puertas del Cielo. Dios dará el paso final hacia vos.

Lección 194 (13 de Julio): "Pongo el futuro en manos de Dios" La idea de hoy te lleva justo antes del Cielo, con el objetivo a la vista y los obstáculos ya superados. Al aceptarla, dejaremos atrás la ansiedad, el pecado y la culpa, la depresión y el dolor. Tu futuro está en sus manos, así como tu pasado y presente; pero no se te pide que entiendas que el tiempo no tiene realmente secuencia lineal, sino que te desentiendas de tu futuro y lo pongas en Manos de Dios. Liberá al futuro. El pasado ya pasó, y el presente se convierte en un instante santo. Si pudieras ver la lección de hoy como la liberación que representa, no dudarías en dedicarle el máximo esfuerzo. El que escapó de todo temor de futuros sufrimientos, encontró el camino de la paz en el presente, y la certeza de un cuidado que el mundo jamás amenazará. Dejó a un lado las enfermizas ilusiones del mundo junto con las suyas. Ahora sí que te habrás salvado, pues descansás en sus manos, salvando al mundo en el proceso. Sólo lo bueno nos puede suceder. Si nos olvidamos, se nos recuerda dulcemente; si aceptamos un pensamiento que muestra falta de perdón, queda reemplazado por el amor; si estamos tentados de atacar, apelamos a Aquel que vela por nosotros, para que tome la decisión que nos aleje de la tentación. El mundo dejó de ser nuestro enemigo, porque decidimos ser su Amigo.

Lección 195 (14 de julio) : "El amor es el camino que recorro con gratitud" Es absurdo no estar agradecido a Quien te ofrece los medios por los cuales todo dolor cura y sólo hay risa y felicidad. Ves a tu hermano como tu enemigo, porque lo ves como el rival de tu paz. Pero no agradecés que él esté más esclavizado que vos, porque EL AMOR NO HACE COMPARACIONES; Y la gratitud sólo es sincera si va acompañada de amor. Entonces, agradecé con sinceridad, y dejá que en tu gratitud haya cabida para todos los que se escaparán de este mundo junto con vos: enfermos, débiles, necesitados, temerosos. No nos comparemos con ellos porque al hacer eso los separamos en nuestra conciencia de unidad. No estamos separados de ninguna cosa viviente, y todos somos uno con Él. Demos gracias por toda cosa viviente, recorriendo con gratitud el camino del amor. Olvidamos el odio cuando abandonamos las comparaciones; cuando nuestro perdón sea total, nuestra gratitud lo será también. Todas las cosas son acreedoras al derecho a ser amadas, incluyéndote. Nuestra gratitud allana el camino a Dios, y no puede sino ir de la mano del Amor; es un aspecto de él. Tu gratitud hacia Dios es la misma que la de Dios hacia vos.

Lección 196 (15 de julio) : "Es únicamente a mí mismo a quien crucifico" Entender esto realmente,significa que verás que atacar a otro es atacarte a vos mismo, liberándote de la creencia de que para defenderte y salvarte, tenés que atacar a tu hermano. Comprenderás que su seguridad es la tuya, y que al sanar él, vos quedás sano. Esta idea puede parecerte también una señal de que es imposible eludir el castigo, porque el ego no duda en citar verdades para defender su existencia; pero podés aprender a verlo, y negar el significado que parece tener; así también le enseñás a tu mente que sos más que un ego. La idea de hoy nos conduce desde el cautiverio hacia la perfecta libertad, porque es el pensamiento de que podés atacar a otros y quedar impune, lo que hace que creas que podés ser dañado. Este pensamiento es el que hace que el temor a Dios sea real. Pero para poder cuestionarlo, tenemos que hacer que el miedo a las represalias disminiya y la responsabilidad recaiga sobre nosotros. Si es sólo a uno mismo al que crucificamos, somos fuertes y no débiles, somos libres. Si te das cuenta de que es a vos mismo a quien temés, hacés que la mente se perciba como dividida, y ves que dentro tuyo hay uno que no duda en ansiar tu muerte y maquinar castigos; entonces, comprendés la liberación de no tener que hacerlo, y desaparece el temor a Dios. Alejate del miedo, dirigite al amor. Es a vos a quien tu mente trata de crucificar; pero es también de vos que procede tu redención.

Lección 197 (16 de julio) : "No puede ser sino mi propia gratitud la que me gano" Este es otro paso que damos para liberarnos de la creencia de una fuerza externa enfrentada a la tuya. Tratás de perdonar, pero si no recibís gratitud a cambio, volvés a atacar. Das tus regalos, y si no son recibidos con honor, los quitás. El mundo no puede sino darte las gracias cuando lo liberás, pero eso no es más que un reflejo de tu propia gratitud hacia vos mismo. ¿qué importa lo que el otro piensa? Una parte de su mente, forma parte de la tuya propia. Dios bendice cada regalo que hacés, porque sólo te lo podés hacer a vos mismo. Si aprendés a dejar que el perdón desvanezca los pecados que creés ver fuera de vos, el miedo se acaba para siempre. Aún sos tal como Dios te creó, no podés atenuar la luz de tu perfección. En tu corazón se encuentra el Corazón de Dios Mismo; Él te aprecia porque vos sos como Él; sos digo de toda gratitud por razón de lo que sos.

Lección 198 (17 de julio) : "Sólo mi propia condenación me hace daño" El daño es imposible, pero las ilusiones forjan más ilusiones. Si podés condenar, se te puede hacer daño, porque habrás creído que podés hacer daño externo a vos, y ese derecho puede ser usado en tu contra, hasta que renuncies a este pensamiento por ser irreal, sin valor e indeseable. Así la ilusión deja de tener efectos, y sos libre. Condená y te volvés un prisionero. Perdoná y te liberás. Esta es la ley que rige a la percepción ilusoria, (ya que condenar es imposible) excepto el perdón, que es la ilusión que responde a todas las ilusiones, desvaneciendo todos los sueños, ya que es el sueño del despertar. Es el único camino que conduce más allá del sufrimiento. En este mundo parece haber distintos escondrijos donde la piedad no tiene sentido y el ataque parece estar justificado; pero si mirás por medio del perdón, percibirás allí un milagro; el perdón es un puente hacia la verdad, aunque sin ser aún la verdad. Hoy dejemos que la libertad venga a nosotros, para poder encontrar la llave hacia la luz: "Sólo mi propia condenación me hace daño; Sólo mi propio perdón me puede liberar" No olvides que toda forma de sufrimiento oculta algún pensamiento que niega al perdón, y que el perdón puede sanar toda forma de dolor. Aceptá el perdón, esta única ilusión que proclama que en el Hijo de Dios no hay condenación y el Cielo vendrá a vos inmediatamente; y entonces, el Hijo de Dios se verá a si mismo como siempre fue, impecable, tan semejante a Dios como a sí mismo; se contempla por un fugaz instante, antes de entrar en la intemporalidad y desaparecer para siempre en Dios. Este es el momento de tu liberación. Ha llegado hoy.

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